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    lunes, 12 de mayo de 2014

    ¡Qué tu luz alumbre!

    Apuntes Misioneros | Pedro Ruquoy, cicm.  
    “¡Qué tu luz alumbre a los hombres! ¡Que vean el bien que haces y glorifiquen a su Padre del cielo! (Mateo 5, 14)  
    Mulungushi Agro es realmente un campito perdido en los montes, lejos de todo. En este temporada de lluvia se necesita más de tres horas de camino para llegar a la ciudad más cercana. Hacemos este viaje sólo una vez a la semana para comprar los víveres y todo lo que se necesita en nuestra casa puesto que aquí en los montes, no se encuentra casi nada. El número de huérfanos está aumentando: hoy en día, somos más de 100 personas a encontrarnos alrededor de la mesa para compartir el puré de maíz. Nuestra vida es sumamente sencilla: A las 5 de la madrugada, la tropa se despierta; después de comer un pedazo de pan (que fabricamos nosotros mismos) y de beber una taza de té, los niños y las niñas van a la escuela vecina y yo paso unas cuantas horas a preparar la comida del mediodía. En la tarde, los niños trabajan en nuestro conuco y trato de supervisar los trabajos lo mejor que yo pueda. Al atardecer, toda la tropa juega antes de tomar una ducha y de prepararse para la cena. Cada día, después de la oración de la noche, repito que la regla número 1 es compartir todo. "Tenemos que construir una gran familia donde se comparte todo para que la gente vea la cara de Dios en nuestra casa….".
    Parece ser que nuestra manera de vivir significa algo importante para los campesinos y las campesinas de los alrededores. A veces algunos de ellos vienen a visitarnos y se sientan en nuestra enramada mirando los movimientos de los niños. Pero, en la medida que los años pasan, recibimos más y más visitas de fuera. El año pasado, acogimos a un grupo de australianos quienes estaban interesados en visitar a las diferentes iglesias protestantes de la sabana y que, al descubrir nuestro hogar, decidieron quedarse varios días con nuestros niños. Recibimos también a Dorene, Mark, Eugene and Verónica provenientes de Los Estados Unidos. Compartieron nuestra vida por dos semanas y construyeron una pequeña laguna que hoy en día contiene 2,000 tilapias. Esos amigos se sienten tan integrados en nuestra familia que han decidido regresar en el mes de junio próximo. En el mes de agosto, Olivier, Caroline y sus cinco hijos e hija nos llegaron de Francia. Varias veces en la noche, se organizaron fiestas para calentar el ambiente durante les tardes más frías del año. Olivier y Caroline son médicos y pasaron su tiempo a chequear cada habitante de nuestra casa. Detectaron que uno de nuestros adolescentes, Bright, tenía un problema serio de corazón y que él necesitaba una intervención quirúrgica lo más pronto posible. Por desgracia aquí en Zambia. no hay ni un hospital donde ese tipo de operación pueda realizarse. Por lo tanto, hubo que pensar en ¬viajar. Ahora todo está listo y Bright será operado en el hospital universitario de Lyon en el transcurso de este mes de abril

    Y por supuesto, las visitas provenientes de Bélgica no faltan: para la Navidad y el Año Nuevo, tuvimos la presencia de Mannus, originario de Amberes. Al llegar a Mulungushi, él confesó que estaba buscando a Dios y que, después de Zambia, él pensaba viajar a la India para tener contactos con algunos maestros espirituales. De regreso a Bélgica, él nos escribió que su vida a Mulungushi había sido tan rica que él no necesitaba más salir para Asia. Parece ser que, en nuestra forma de vivir, había encontrado lo que él buscaba.
    Antes de Mannus, una pareja joven estuvo con nosotros por tres meses: Delphine y Pierre. Cuando les pregunté si ellos eran católicos, me respondieron que sí pero que hacía años que no habían entrado en una iglesia. Ellos vivían juntos desde hacía varios años y, no parecían interesados en casarse formalmente. Unas semanas después de su regreso a Bélgica, me escribieron el mensaje siguiente:

    "¿Cómo va la vida a Mulungushi Ago? ¿Está todo bien? ¿Cómo están los niños? ¿Y Amos? ¿Chanda? ¿Ba Manila?
    Quisiéramos informarles que hemos decidido casarnos. El matrimonio tendrá lugar el sábado 5 de abril. Desde que hemos vivido en Mulungushi Agro con ustedes, casarnos por la Iglesia nos atrae muchísimo. Sin querer, ustedes han logrado abrirnos la mente y hacer vibrar de nuevo la pequeña llama que estaba en nosotros desde el día de nuestro bautismo: Por eso, nos sentiríamos honrados si, tú Pedro pudieras celebrar con nosotros nuestro matrimonio. Sabemos que tú vives a miles de kilómetros de aquí pero esperamos que puedas venir…Esperamos tu respuesta pero lo que sea, te agradecemos."
    Al leer este mensaje, pensé en nuestra misión: A veces pensamos que ser misionero consiste en realizar grandes obras, recorrer muchos kilómetros cada día, predicar y organizar muchas reuniones por todos los lados. Pero nos olvidamos que lo esencial es vivir el mensaje de Jesús y formar una comunidad de hermanos y hermanas que comparten todo. Nuestra manera de vivir tiene que ser una luz para todos los hombres y las mujeres que se nos acercan. Y gracias a nuestra pequeña luz, ellos podrán vislumbrar la cara de Dios que ilumina el universo entero.
    Nuestra misión no consiste en hacer pero en ser: ser una pequeña luz que disipa las tinieblas de la miseria y del odio y que aviva la esperanza. Recordemos las palabras de Jesús a sus discípulos:
    "Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en lo alto de un monte; ni se enciende un candil para meterlo debajo de la cama, sino para ponerlo en el candelero y que alumbre a todos los de la casa. Alumbre también su luz a los hombres; que vean el bien que hacen y glorifiquen a su Padre del cielo." (Mt 5, 14-16).

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