Vida Consagrada | Hermana MarÃa-José Opdenacker
LAS HERMANAS DE LAS ESCUELAS CRISTIANAS:
20 AÑOS DE PRESENCIA EN LA REPÚBLICA DOMINICANA
Un poco de historia
Nuestra Congregación nació en Vorselaar, un pueblo en Bélgica, en 1820 bajo el gobierno holandés. Luis Vicente Donche, fundador de la obra, era jesuita y, conmovido por la pobreza de los niños y niñas que andaban por las calles mendigando, empezó una escuela-taller a petición de la condesa Regina van de Werve, quien vivió en Vorselaar. Dos jóvenes de Holanda eran las primeras maestras, enseñando a hilar, tejer y coser. También dieron clases de catequesis y poco a poco enseñaron a los niños/as a leer y escribir. En 1834, después de la independencia de Bélgica, las Constituciones de la Congregación fueron aprobadas por el Arzobispo de Malines y 18 hermanas expresaron sus votos el 13 de mayo. Cuando el fundador se retiró –en 1843- la Congregación contaba con 40 hermanas en 6 comunidades, trabajando en 6 escuelas.
Nuestro carisma y espiritualidad
Nuestro carisma es la educación formal e informal de niños/as, jóvenes y adultos/as, sobre todo la catequesis. También tenemos una atención especial para los enfermos, a quienes visitamos a menudo. Todo eso lo vivimos desde un vÃnculo fuerte con la Iglesia y abiertas al mundo y a las necesidades de la gente, en una espiritualidad de amor tierno, servicio, humildad, oración y discernimiento.
La misión en América Latina y la fundación en San Cristóbal
Fue después del Concilio Vaticano II que nuestra Congregación se abrió a las misiones: en 1968 seis hermanas belgas fundaron la primera misión en Venezuela (Caracas). Estamos trabajando allà durante 47 años en diversos pueblos en medios populares con más hermanas belgas y también jóvenes latinas de Venezuela y de la República Dominicana, que entraron en nuestra Congregación.
Desde Venezuela tres hermanas fundaron en la República el 20 de enero 1996: las hermanas Lisette Meeus, Juana Arnal y Magda Goossenaerts. Los primeros meses se hospedaron en la Casa Tabor en BanÃ, buscando desde allà el lugar adecuado para su misión. Escogieron el barrio Las Flores en San Cristóbal, donde empezaron su apostolado un poco antes de Pascua de la Resurrección en 1996.
Conocieron la vida del barrio visitando a las familias y haciendo un censo casa por casa. Este censo, un curso de adaptación pastoral y los encuentros con la gente les ayudaron a determinar su apostolado.
La misión en San Cristóbal
Primero organizaron el barrio Las Flores en sectores, junto con un grupo de adultos/as y jóvenes y en cada sector nombraron una coordinadora. Las tres hermanas se determinaron por algún tipo de apostolado, aunque se ayudaron también mutuamente.
La hermana Lisette trabajaba principalmente en las comunidades de base y en la Pastoral Juvenil. También apoyaba la escuela básica “Fernando Cabral Ortega” y desde el año 2000 hasta ahora ella es la responsable de la escuelita de la comunidad, con 200 niños/as entre 2 y 4 años en cada una de las dos tandas.
La hermana Juana se dedicaba sobre todo a la alfabetización y la enseñanza de los alumnos/as de Fe y AlegrÃa, que siguieron la primaria por Radio ABC, ayudándoles en sus tareas y apoyándoles.
La hermana Magda organizó la catequesis semanal en el barrio y, a petición de Monseñor Ramón de la Rosa y Carpio, responsable de la catequesis a nivel nacional, introdujo poco a poco la Catequesis Familiar, preparando un tema por semana y evaluándolo junto con las familias que participaron en ese proyecto.
Cambio en la comunidad religiosa
En 1999 la hermana Juana fue elegida miembro del Consejo de la Delegación y volvió a Venezuela. La hermana MarÃa Mesens vino a San Cristóbal en su lugar después de seguir un curso de catequesis en Colombia junto con la hermana Magda.
La hermana MarÃa continuó el trabajo con los alumnos/as de Fe y AlegrÃa y ayudaba también en la catequesis semanal de los sectores y en las comunidades de base, pero después de una visita a un belga interno en la cárcel de Najayo, sintió una llamada fuerte para trabajar con los internos de este recinto penitenciario. Ahora, más de diez años más tarde, ella trabaja en la educación de cientos de hombres internos, que siguen la enseñanza primaria, secundaria y hasta universitaria o cursos de Infotep. Ella es enlace con el Ministerio de la Educación y ha podido construir muchas aulas y una biblioteca a favor de los estudiantes. Trabaja también en conjunto con la Pastoral Penitenciaria, organizando la Pastoral dentro del recinto: la catequesis, las comunidades de base y la celebración de la EucaristÃa dominical.
“ESCOGIERON EL BARRIO LAS FLORES EN SAN CRISTÓBAL, DONDE EMPEZARON SU APOSTOLADO UN POCO ANTES DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN, 1996
La fundación y la misión en Higüey
El 17 de febrero 1998 Monseñor de la Rosa, conociendo la experiencia de la hermana Magda con la Catequesis Familiar en San Cristóbal, le pidió fundar en su diócesis de Higüey. Después de dos años de discernimiento la Delegación de Venezuela dio luz verde para esta fundación y el 2 de octubre 2000 llegamos a Higüey: la hermana Magda y yo, hermana MarÃa-José Opdenacker.
Fuimos a vivir en el barrio San Francisco de AsÃs, perteneciendo a la parroquia madre San Dionisio hasta el año 2004, cuando se erigió como parroquia. Apoyamos la catequesis semanal y empezamos la Catequesis Familiar con algunas familias del barrio. Fuimos a seis diócesis para dar a conocer nuestro método, pero con poca respuesta.
De 2002 a 2008 la hermana Magda fue la secretaria ejecutiva de la Comisión Nacional de Catequesis y yo fui la responsable de la catequesis zonal. Construimos la Escuela de Catequistas “Miledys Montás” en la parroquia San Dionisio y desde su inauguración en abril 2003 dimos en esta escuela cursos de formación a los/las catequistas de toda la zona cada viernes en la noche y organizamos encuentros y retiros.
Desde 2008 y libres de la responsabilidad en la catequesis nacional y zonal, empezamos un proyecto renovado de Catequesis Familiar en la parroquia San Francisco, que es la parroquia piloto de este proyecto.
Como la catequesis es para toda la comunidad y para toda la vida y no solamente para niños/as ni sólo para la preparación a los sacramentos de Iniciación Cristiana, este proyecto se dirige a la comunidad parroquial en su totalidad, incluyendo las familias y se llama “Cate-común”.
El segundo paso es catequizar a las familias enteras, es decir, intergeneracionalmente, llevando temas a cada familia. Sobre esos temas –valores humanos y cristianos, la fe, la Biblia, los documentos de la Iglesia- compartimos junto con ellas en una reunión familiar. Unas treinta familias ya están participando.
Organizamos también tres o cuatro veces al año una convivencia con todas las familias y una vez al año un DÃa Familiar y una charla del conocido sicólogo y terapeuta familiar Puro Blanco.
En nuestra misión, las dos comunidades de la R.D. organizamos nuestro apostolado desde las necesidades de la gente, discerniendo lo que más les conviene para su buena convivencia humana y cristiana.
domingo, 17 de enero de 2016
Vida Religiosa
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