El emotivo discurso del presidente de Cuba, Raúl Castro, en su primera Cumbre de las Américas acaparó hoy la primera sesión del cónclave, en la que los demás mandatarios saludaron su acercamiento con EE.UU., al tiempo que condenaron las medidas del Gobierno estadounidense contra Venezuela. Cable de EFE fechado en Panamá, 11 de abril de 2015
La agencia española EFE trataba con este texto de informar con la mayor suavidad el áspero tratamiento que recibió el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, de parte de la inmensa mayorÃa de los 35 jefes de Estado y de gobierno asistentes a la VII Cumbre de las Américas, realizada en Panamá los dÃas 9 y 10 de abril. La agencia noticiosa ocultó, incluso, que el presidente de Cuba, Raúl Castro, recibió la mayor tanda de aplausos de la reunión.
Forzada invitación a Cuba
La Cumbre de las Américas quedó establecida en 1994 bajo la órbita de la Organización de Estados Americanos (OEA) a propuesta del presidente estadounidense Bill Clinton. El objetivo de EE.UU, aunque no declarado, era alinear a la inmensa región, entonces dominada por gobiernos conservadores, en un contexto mundial de creciente hegemonÃa estadounidense. Muchos lo vieron en aquel momento como un intento de recolonizar el continente. Obviamente, aquel foro se inició con las Américas menos Cuba.
La Cumbre anterior a esta de Panamá, realizada en 2012 en Cartagena de Indias (Colombia), fue muy diferente. En aquel entonces, Cuba estaba excluida del cónclave, por lo que un conjunto de paÃses de la región, mayorÃa de Sudamérica, protestaron por la ausencia de este paÃs. El descontento del presidente Obama con la reunión fue tal que ni siquiera hubo una declaración final, algo insólito en cualquier reunión internacional de esa categorÃa.
Asà que, no le quedó más remedio al anfitrión de esta cumbre, Juan Carlos Varela, presidente de Panamá, que extenderle la formal invitación a Cuba. De todos modos, esta invitación y la participación de Cuba quedaron cubiertas como parte del proceso de aproximación entre este último paÃs y EE.UU tras 50 años de distanciamiento.
Nuevos foros regionales debilitan OEA
La Organización de Estados Americanos (OEA), ostensiblemente dominada por EE.UU lo mismo que la ONU ha venido debilitándose en años recientes por la creación de foros regionales de integración alternativos, entre ellos:
· La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), un organismo intergubernamental de ámbito regional, heredero del Grupo de RÃo y la Cumbre de América Latina y del Caribe[] que promueve la integración y desarrollo de los paÃses latinoamericanos y caribeños.[ La CELAC fue creada el 23 de febrero de 2010 en sesión de la Cumbre de la unidad de América Latina y el Caribe, en Playa del Carmen (México). Tiene 33 naciones y están ausentes EE.UU y Canadá.
· La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), un organismo internacional que tiene como objetivos construir una identidad y ciudadanÃa suramericanas, y desarrollar un espacio regional integrado. Está formada por los 12 estados de Suramérica. El tratado constitutivo se firmó el 23 de mayo de 2008 en Brasilia, donde se estructuró y oficializó la organización. La SecretarÃa General del organismo tiene sede en Quito, Ecuador, mientras el Parlamento Suramericano se localizará en Cochabamba, Bolivia.
· La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América - Tratado de Comercio de los Pueblos o ALBA-TCP, una organización internacional de ámbito regional, enfocada para los paÃses de América Latina y el Caribe, que pone énfasis en la lucha contra la pobreza y la exclusión social.
América Latina diversifica sus vÃnculos
Desde el año 2009 a esta parte se ha verificado una intensificación de los vÃnculos entre los paÃses de América Latina y el Caribe con el bloque llamado BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que se propone la configuración de un nuevo orden mundial multipolar, tendiente por tanto a quebrar el mundo unipolar en declive que ahora vivimos. Esta diversificación va en detrimento de la influencia estadounidense en la región que desde la formulación de la Doctrina Monroe (América para los americanos, 1823) considera a nuestra región como su “patio trasero”.
Pela de lengua a Obama
El presidente Barack Obama recibió un aluvión de crÃticas de parte de un mandatario latinoamericano tras otro. El más cortés fue Raúl Castro, aunque su repaso de la historia de las relaciones de Cuba con EE.UU no tuvo desperdicio. Obama tuvo que sentarse como en un banquillo de los acusados y recibir torrentes de acusaciones apoyadas en la historia antigua y reciente de la región y también estuvo obligado a recordar que sin el consumo de drogas estadounidense el narcotráfico serÃa un problema muy menor y que de su paÃs llegan las armas que utilizan los delincuentes y en él se lava el dinero procedente de este delito, que constituye casi un tercio del capital financiero mundial.
Por el lado positivo, el sábado 11 de abril, tras más de 50 años, se produjo el primer encuentro entre los presidentes de Estados Unidos y Cuba. Obama lo consideró un encuentro histórico y Castro manifestó su aprecio por su par estadounidense, al que calificó como “un hombre honesto”.
Venezuela: la piedra en el zapato
En vez de Cuba como ha sido lo usual por décadas, el principal punto de conflicto de América Latina con EE.UU en esta cumbre fue Venezuela. El 9 de marzo pasado el presidente Barack Obama habÃa emitido un decreto en el que, esencialmente, declaraba a Venezuela como una “amenaza” a la seguridad nacional de los Estados Unidos e imponÃa sanciones contra altos funcionarios de aquel paÃs, especÃficamente: Gustavo Enrique González López, director general del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional; Manuel Eduardo Pérez Urdaneta, director de la PolicÃa Nacional Bolivariana; la fiscal pública Katherine Nayarith Haringhton Padrón, el inspector general de las Fuerzas Armadas, Miguel Alcides Vivas Landino el excomandante de la Guardia Nacional Bolivariana; Antonio José Benavides Torres,, Justo José Noguera Pietri y Manuel Gregorio Bernal MartÃnez. Los alegatos para las sanciones contra funcionarios venezolanos, según el departamento de Estado, incluyen: “…erosión de las garantÃas de derechos humanos, persecución de opositores polÃticos, restricciones a la libertad de prensa, violencia y abusos a los derechos humanos para responder a protestas antigubernamentales, arrestos arbitrarios y detención de manifestantes antigubernamentales y corrupción pública significativa”. Los presidentes de Unasur condenaron a unanimidad este decreto y los 33 gobiernos latino-caribeños pidieron al presidente Obama la revocación del decreto contra la soberanÃa de Venezuela.
Como era de esperarse, el único obstáculo para un total acuerdo en la declaración final fue el tema de Venezuela. Pero Estados Unidos y Canadá no aprobaron esta decisión. En consecuencia y, como en otras cumbres pasadas, la de Panamá se cerró sin una declaración final debido a las diferencias polÃticas.
De lo que menos se habló
De lo que menos se habló en esta reunión cumbre fue de los tres ejes temáticos planteados por el paÃs anfitrión en los documentos previos y, que puede decirse, fue para lo que habÃa sido convocada:
a. combate a la pobreza;
b. aumento de la cooperación en materia de salud, educación, seguridad, medio ambiente, y energÃa;
c. fortalecimiento de la gobernabilidad democrática y participación ciudadana. Hay quienes observaron en esta cumbre una América Latina más independiente, soberana y cohesionada que nunca.
c. fortalecimiento de la gobernabilidad democrática y participación ciudadana. Hay quienes observaron en esta cumbre una América Latina más independiente, soberana y cohesionada que nunca.
En un mundo donde sobran los gobernantes mediocres y serviles, en Panamá apreciamos un grupo de nuestros lÃderes que descuellan por su sensibilidad, cultura, audacia y valentÃa polÃtica, lo que hace de ellos respetables estadistas.
"La Guerra FrÃa acabó hace mucho tiempo, y no me interesa continuar en batallas que empezaron antes de que yo naciera", fue la respuesta enfática de Obama, molesto por los aguijones que le lanzara minutos antes su par ecuatoriano, Rafael Correa, durante la plenaria de la Cumbre. ADH 790
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