Salud emocional del niño
El orador y escritor estadounidense Frederick Douglas es reconocido por su comprometida labor abolicionista y antisegregacionista, asumida hasta el final de sus días, sin embargo lo recordaremos hoy por su impactante y reveladora frase que reza “Es más fácil construir niños fuertes que reparar hombres rotos”.
Y es que en pocas ocasiones una sola expresión denota con claridad total lo que en compendios de paidopsicología pudiese ocupar varios capítulos. Esta frase es una invitación a que nos ocupemos de acompañar nuestros niños en el trabajo de la autoconfianza, en la capacidad de afrontar desafíos, frustraciones e incentivar la toma autónoma de decisiones y que puedan decir con libertad su pensar.
Milán Kundera en uno de sus populares libros dijo que “el hombre vive eternamente en la infancia”. Afirmación validada por los expertos, al establecer que nuestra salud emocional está directamente vinculada a las acciones y expresiones que los padres y adultos asumen con nosotros durante esta primera etapa tan álgida de nuestro desarrollo, siendo depositarios de dichos actos y palabras en el día a día, como un vaso que se llena o se vacía según sobrevengan los embistes de la vida. El constructo emocional que del ser humano se adquiere y consolida en la primera década de vida, será el bagaje emocional que lo acompañará en el resto del camino; la voz de nuestros padres se convertirá en esa voz interior que será juez y parte de nuestro proceder y claramente un marcador para nuestras futuras relaciones.
En un mundo globalizado e individualista vivimos afanosos en crear una burbuja de confort, apostamos todo a una educación costosa y a cumplir los estándares que la sociedad impone, olvidamos de esta forma fortalecer su autoestima y dotarlo de las herramientas necesarias. Nos corresponde como adultos brindarles el equilibrio suficiente y evitar que nuestras carencias sean visibles, replicadas o asumidas por ellos como si fueran propias.
Surge la pregunta obligada ¿qué clase de adultos estamos legando al mañana y qué podemos hacer para salvaguardar la salud emocional de nuestros hijos? Los futuros hombres y padres de otros hijos.
Debajo listaremos una serie de pautas para optimizar la autoestima infantil.
1- Es importantísimo tenerlos en cuenta y dedicarles nuestro tiempo de manera exclusiva.
2- Corrige sus errores pero desde el cariño, sin gritos y con paciencia, educar es un viaje conjunto y a la vez un intercambio, podemos recordar siempre la cita de Efesio 4: 29: Que no salga de su boca ninguna palabra corrompida, sino palabra buena para la edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que las escuchan.
3- Estimula su autonomía, dándoles responsabilidades, permitiéndoles tomar pequeñas decisiones en cuanto a sus relaciones o hábitos cotidianos.
4- No le compares, todos tenemos necesidades y talentos diferentes, compararlo con otro niño u otro hermano, es demeritarlo y privarlo de su autenticidad.
5- No le etiquetes de ninguna forma, no olvides que esta etiqueta lo acompañara como una impronta en su caminar por la vida, por el contrario, puedes señalar de manera racional e instructiva lo que veas positivo en su carácter, refuérzalo y guíalo para mejorar.
6- Establece unos límites claros y sé consistente con ellos, no te sugerimos ser rígido e innegociable, pero recuerda que si no deslindas bien dichos límites a esa edad, crecerán con la idea de que no hay necesidad de lidiar con los límites sociales ni humanos.
7- Valora de igual forma el esfuerzo que el resultados, si importantizas solo los resultados, criarás un niño autoexigente y angustiado, con una ansiedad nociva de lograr metas propuesta, sin considerar la forma de obtenerlo. No sabrá lidiar con las pérdidas o la frustración y en ocasiones podría abocarse a un método imprudente o dañino.
8- No exageres tus halagos y sé concreto, puedes desarrollar actitudes narcisistas en ellos.
9-Valida sus emociones, encuentra el balance en ese valor, ten en justa medida lo que el niño manifieste.
10- No le sobreprotejas, un niño necesita uno mano que lo sostenga no que le asfixie.
Como dijera el pedagogo paulo Freire: “La educación no cambia al mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo”. Podemos hacerlo mejor, tenemos que hacerlo mejor, DEBEMOS hacerlo mejor. ADH 805.
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