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    lunes, 2 de enero de 2017

    La tempestad calmada

    Lectura Orante | P. Marcos Plante, msc


    La tempestad calmada  
    Léase con atención este texto de Mateo 8, 23-27, señalando las palabras claves que llaman la atención y que piden explicación.

    1º Interpretación del texto: Jesús invita a algunos seguidores a ser sus discípulos, y otros se brindan, ellos mismos, al Señor. El Señor les indica las condiciones del seguimiento. Luego, con ellos emprende un viaje por el mar. Es un viaje muy simbólico que representa la misión por el mundo, un mundo a veces muy turbulento, como el mar cuando los vientos huracanados levantan gigantes olas que amenazan la barca. En este viaje, Jesús duerme sin preocuparse de la agitación del mar. Él duerme, o aparenta dormir, como en situaciones de la vida nuestra cuando nos preguntamos ¿dónde está Dios? Los discípulos toman la iniciativa de despertarlo porque temen hundirse y sospechan que Jesús puede hacer algo para salvar la barca. Le gritan: “Señor, sálvanos, que nos hundimos”. Jesús, muy despreocupado, les contesta: “¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?” ¡Qué tiene que ver la fe cuando el peligro es inminente! Es el momento en que debemos luchar para defendernos del peligro. Rezaremos después. No, el Señor invita a enfrentar el peligro con él. Como dicen los salmos: “Él es mi roca, mi refugio, con él no temo en los días aciagos”. Los discípulos tenían que descubrir esta fe, esta confianza en el Señor que es la roca de salvación. Desde luego, Jesús no se contenta en exhortarlos a la fe, él se levanta tal como el Resucitado y ordena al mar y a los vientos calmarse. Viene una gran calma. La calma que procura la presencia del Señor en la vida de los suyos. La calma que da la seguridad de la fe en un Dios que ama con el corazón. Ellos se preguntan: ¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen? Nosotros, lo sabemos, él es el Señor que con su palabra hizo el mar y los vientos. Es el dueño del universo.

    2º Meditación: Yo estoy en la barca por vocación; por el bautismo me zambullí en las aguas benditas. ¿Cómo voy a temer las olas del mar que chocan contra la barca? El Señor me acompaña. Ésta es la situación violenta que sufre el mundo en muchas partes del globo terrestre. Pienso en los que están sin trabajo; pienso en los padres inquietos por sus hijos; pienso en los inocentes presos de los bombardeos; pienso en toda situación de peligro. La fe en el Señor que aparentemente duerme, da la seguridad y el coraje para defenderse. Él es mi Dios.

    3º Oración: El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? Aunque un ejército acampe contra mí, no temo; aunque me hicieran la guerra, me siento seguro. Una cosa pido al Señor; esto es lo único que busco: vivir en la casa del Señor todos los días de mi vida, disfrutar de la dulzura del Señor en su templo. Ps 27, 1.3-4. Los peligros del mar, Señor, son nuestro pan de cada día, pero salimos vencedores teniendo siempre en mente tu apoyo.

    4º Contemplación: Vivo este episodio sobre el mar con los discípulos. Noto sus temores por los vientos que soplan con furia. Veo las olas que amenazan hundir la barca. Estoy también inquieto y deseo que alguien se lo diga al Señor que duerme aparentemente. Me falta la fe. Pero oigo el reproche de Jesús y recapacito. Ciertamente, el Señor puede hacer algo. Y efectivamente, sobreviene una gran calma. No hay que asombrarse, el Señor está allí. El Señor está en el corazón de mi vida. ADH 808

    2 comentarios:

    1. Saludos. La imagen se puede buscar en google, aparece en muchos sitios sin referencia de autor. Si mal no recuerdo, la tomamos de un sitio religioso de Italia... Pero en google puede encontrar las webs que la reproducen.

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