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    lunes, 17 de abril de 2017

    Los niños y la crueldad hacia las mascotas

    Para Vivir Mejor | Dr. Miguelina Justo


    Los niños y la crueldad hacia las mascotas  
    El mundo infantil parece estar rodeado de animales, de manera real y simbólica.  En ocasiones, estos seres adornan la cuna del ansiado bebé, cobran vida en un juguete, como el suave osito de peluche.  Los niños reproducen sus sonidos, para el placer de padres y abuelos, y son por un momento vaca, gallo o feroz león de la selva africana. Los animales son protagonistas de canciones y de aleccionadoras historias, que alegran a los pequeños y los instruyen; y hasta pueden convertirse en el miembro más pequeño y mimado de la familia. Gail F. Melson, profesora emérita de la Universidad de Purdue, destaca la importancia del lazo que se establece entre los niños y los animales.  Sostiene que investigaciones recientes han permitido probar que el contacto con animales contribuye al desarrollo cognitivo, emocional y moral de los niños. Sin embargo, en algunas ocasiones la relación entre los pequeños humanos y los animales se encuentra muy lejos de ser idílica.

    Crueldad a los animales
    Por distintas razones, algunos niños y adolescentes se involucrarán intencionalmente en conductas abusivas para producir dolor, sufrimiento o la muerte de un animal, fuera de las normas de la sociedad en la que viven. Frank Ascoine, renombrado estudioso del tema, afirmó que los niños pequeños pueden llegar abusar de los animales motivados por la curiosidad y para satisfacer su deseo de explorar. Otro grupo de niños y adolescentes podrían abusar de los animales como una manera de recrear, a modo de juego postraumático, escenas de la violencia de la que son víctimas o testigos, o para  expresar el malestar emocional asociado. Es así como los actos de crueldad dirigidos hacia animales pueden ser indicadores de abuso físico y sexual, de acoso escolar o de violencia intrafamiliar. En otros casos, el abuso a los animales estará asociado a la presencia de trastornos mentales. En este sentido vale decir que en el año 1987, la Asociación Americana de Psiquiatría (AAP), incluyó la crueldad a los animales como uno de los síntomas del trastorno de conducta.  Este desorden es diagnosticado en niños y adolescentes, y se  caracteriza por un patrón de comportamiento persistente y repetitivo, donde no son respetados los derechos básicos de otros ni las normas o reglas sociales apropiadas a la edad.

    De acuerdo a la AAP, existe suficiente evidencia para asegurar que una proporción substancial de los niños diagnosticados con el trastorno de conducta cumplirán los criterios del trastorno antisocial de la personalidad en la adultez (TAP). Este desorden puede incluir síntomas como irritabilidad, agresividad, engaño y falta de remordimiento ante el daño. Algunos estudios retrospectivos en la población carcelaria permiten afirmar que los privados de libertad violentos reportaban con mayor frecuencia que los no violentos haber cometido actos de crueldad hacia animales en la infancia o en la adolescencia. Esta asociación entre el abuso a los animales y trastornos mentales salud no es reciente, ya en el 1809, Philippe Pinel, ilustrísimo médico y psiquiatra francés, había descrito el caso de un joven violento que agredía mortalmente a animales, y que terminó recluido en un hospicio para enfermos mentales luego de haber asesinado a una persona. Pinel consideraba que este era un ejemplo de lo que denominó un tipo de ataque maníaco sin delirio, para algunos, precursor del TAP recién mencionado.

    Conducta multidimensional
    Ascione, Thompson y Black sugieren que es necesario abordar el abuso a los animales como una conducta multidimensional, donde se deben considerar los siguientes elementos: 
    ·         Severidad: el grado del daño o de la lesión causada.
    ·         Frecuencia: el número de actos separados.
    ·         Duración: el periodo de tiempo en el cual el abuso se desarrolla.
    ·         Antigüedad: los actos más recientes.
    ·         Diversidad dentro y fuera de las categorías: tipos de animales y cantidad de animales dentro de una clase que han sido abusados.
    ·         Nivel de sensibilidad atribuido: invertebrados, vertebrados de sangre fría, vertebrados de sangre caliente. 
    ·         Encubrimiento: intentos de ocultar el abuso.
    ·         Aislamiento: Si el abuso es cometido de manera individual o grupal.
    ·         Empatía: Muestra remordimiento o preocupación por el animal herido.

    Fomentar relaciones sanas
    Otro elemento no incluido en esta lista, y que debe también considerarse es si el niño o el adolescente ha sido testigo de actos de crueldad hacia animales perpetrados por otras personas.  Los menores pueden responder desensibilizándose ante estos hechos, lo cual se opone al desarrollo de la empatía, elemento crucial para el establecimiento de relaciones sanas, donde la cooperación y la solidaridad garantizan una convivencia armoniosa. 
    El estudio de los anteriores factores permitiría que se aborden adecuadamente  los casos de niños que abusan de animales, de manera que reciban la atención que necesitan. Este comportamiento supone una respuesta de quienes les rodeamos, padres, médicos, profesores, psicólogos, en fin, adultos,  ya que nos corresponde modelar conductas de cuidado, observar y proteger a quienes podrían estar pidiendo ayuda a través de un acto de violencia. Espero que los profesionales de la salud mental se interesen por estudiar la relación entre los animales y los niños, en el contexto socio-cultural de nuestro país, para así contar con investigaciones que puedan iluminar la práctica clínica y el desarrollo de políticas públicas.

    Hombres y animales: el mismo destino
    El autor del Eclesiastés describió de manera contundente el nexo entre los seres humanos y los animales cuando dijo: “Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia”.  No lo olvidemos, si queremos proteger a nuestros pequeños, tarea importante es cuidar de los animales, para que estos sigan saltando alegres en los libros, en las paredes decoradas de sus cuartos, en los parques, en la tierra entera.  ADH 811.

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