Ricos, ambición y fracaso colectivo
Los funcionarios tienen la responsabilidad de velar por el buen funcionamiento de la administración del país, de la sana y eficiente. Si ellos fallan o para evitar que lleguen a la quiebra, cada dominicano debe advertir y expresarse a tiempo.
Los medios de comunicación informan lo que ocurre en diferentes áreas. Algunos países lucen progreso y otros caen en dificultades leves y graves. Estos se abocan a la quiebra. Y los demás países reciben la voz de alerta para no caer en el atolladero.
Generalmente la ambición desmedida rompe el saco, como dice el pueblo. Aquí se advierte la expresión del Señor: “Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios” (Mc 10,23). En la quiebra pierden todos los ciudadanos de los diferentes estratos sociales. Se rompe el saco con quiebra de bancos, pérdida de bienes y hasta la desesperación del pueblo como ocurrió, por ejemplo, en Argentina.
Una quiebra o bancarrota es una situación jurídica en la que persona, institución o país no puede hacer frente a los pagos, pues resultan superiores a los recursos disponibles. Es una situación de insolvencia.
En República Dominicana se escuchan voces de alerta. Los ambiciosos cogen y cogen con oídos sordos. Parece una competencia para saquear el erario nacional. Todas las denuncias de corrupción, las advertencias de que el país está muy endeudado, etc., constituyen un presagio, una invitación a la reflexión y reorientación de las desviaciones administrativas.
Los medios reportan varios casos de acciones dolosas de funcionarios desaprensivos que pretenden despedazar la nación. Un caso suele nublar al anterior. El ultimo y mas sonado es ODEBRECHT. Pero hay muchos otros conocidos y no salidos a la luz pública que carcomen las entrañas de la nación. Hay muchos acusados. ¿Cuántos serán sentenciados?
Otros países trillan el mismo sendero. La prensa informa que “Perú pidió a Donal Trump que deporte al país a Toledo para juzgarlo”. Otro titular: “Economista cree falta de recursos se debe a mala calidad gasto y corrupción”. Leemos que “Sigue preocupación por nivel de deuda publica y ANJE dice ya es insostenible”.
Dada la limitación del espacio y para prevenir solo citamos un caso como lección que deben aprender y aplicar los funcionarios dominicanos.
Caso crisis Argentina. Cristina Fernández Kirchner en la asamblea 63 de la ONU denominó a dicha crisis como EFECTO JAZZ, dado que se extendió a otros lares. Esa crisis se vislumbraba desde 2007 con quiebra de bancos menores y estalló en 2008 con quiebra o caída del banco estadounidense Lehman Brothers. Se atribuye a las fallas en la regulación económica, la gran cantidad de delitos cometidos por los bancos, la sobrevalorización de productos, crisis alimentaria mundial y energética, crediticia, hipotecaria y de confianza en los mercados.
La crisis argentina se inició con la disminución de PBI (producto interno bruto) real en 1998 y terminó en 2002 con el final de la convertibilidad y el regreso al crecimiento del PBI.
La crisis se venía incubando varios años atrás. La corrupción era rampante. La deuda argentina creció mucho en la década 1990 y el país no mostró signos de poder pagarla por falta de fondos. El gobierno promulgó medidas, informalmente conocido como el “corralito”, que restringió la libre disposición de dólares en efectivo de plazos fijos, cuentas corrientes y cajas de ahorros.
La situación de crisis provocó protestas populares que se conoció como “Cacerolazo”.
Que Dios convierta los corazones de gobernantes y gobernados para que haya administradores leales, diáfanos y honestos y detenidos los funcionarios y aspirantes corruptos con ansia de devorar el erario y lacerar la estabilidad nacional semejante a los depredadores de la ecología mundial, que destrozan la capa de ozono provocando males a la humanidad.
La ambición de funcionarios y políticos inescrupulosos suele poner en “jaque” la paz, la economía y estabilidad de la sociedad. La impunidad dominicana y de otros países, presentan como mejor opción la creación de un organismo independiente, internacional con poder de intervenir, frenar, controlar y enjuiciar a todos los funcionarios y dirigentes. ADH 811.
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