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    domingo, 28 de mayo de 2017

    Relación de padres e hijos hoy

    Vocacionales | P. Osiris Núñez, msc



    Relación de padres e hijos hoy
      
    Se habla últimamente de una crisis en la relación de padres e hijos. Pero me pregunto ¿realmente se puede hablar de crisis? Y si hay crisis, ¿de qué trata esta?
    Podemos analizar algunas causas o factores que afectan la relación entre padres e hijos hoy día:

    1.      Poco tiempo para esta juntos: los tiempos van cambiando, la realidad social, el trabajo, los estudios van condicionando nuestra vida y la relaciones interpersonales; y la familia no ha sido ajena a todo esto. Una primera situación que se da es la falta de tiempo para que padres e hijos puedan estar juntos; los padres pasan largas horas en las jornadas de trabajos, los hijos largas horas en la escuela, liceo o universidad.

    2.      Poca comunicación, y cuando la hay, quizás no tiene la profundidad necesaria: este segundo factor puede ser una consecuencia del primero. La comunicación de padres e hijos puede correr el riesgo de reducirse al interés de saber si “¿cómo estás? o ¿ya comiste? o ¿qué necesitas que te compre?”. Una comunicación muy pobre, que carece de profundidad para poder conocer las situaciones que viven los hijos.

    3.      La tecnología nos ocupa mucho espacio: el mundo cada día es más digital, nos hacemos más y más dependiente del celular, la computadora, la tablet. Incluso han desplazado a un segundo plano la televisión. Estamos en el hogar, pero cada miembro está sumergido en su mundo comunicacional de la red. Sentados en el mismo mueble, pero incapaces de levantar el rostro y entablar un diálogo ameno con mamá o papá o mi hermana/o. Estamos cenando o viendo televisión, pero con el celular a una mano; quizás llegamos al extremo de estar en el hogar, y para poder comunicarnos con mamá, papá o con los hijos, le mandamos un mensaje por whatsApp.

    4.      Poco valor a la palabras de los padres: cuando se va entrando en la plena adolescencia y en la etapa juvenil, la persona se siente más autónoma, que ya puede caminar por si solo en el mundo, pero aun depende de mamá y papá; pero cuando papá y mamá llaman la atención sobre algo, o piden que se realice algún oficio en el hogar, y dan su parecer sobre alguna situación de sus hijos, estos le dan poca atención a lo que sus progenitores dicen. Frases comunes de respuestas pueden ser: “estos viejos si molestan, tienen que actualizarse, yo ya soy grande, se lo que hago, etc.

    5.      Muestra de poca afectividad entre padres e hijos: obviamente los padres aman a sus hijos y los hijos aman a sus padres; pero este amor mutuo no se expresa en todos los casos, sino más bien que se cohíbe, y me pregunto: ¿Por qué? El poder darle un abrazo al hijo/a que ya no es un niño, y decirle que se le quiere, o estar atento con pequeños detalles de la vida diaria es esencial para que padres e hijos mantengan un vínculo afectivo fuerte y sumamente beneficioso para ambas partes. El hijo/a que va creciendo con un vacío afectivo de sus padres, va a buscar de una manera u otra, algunas vías y medios de sentirse querido y valorado, pues sus padres nunca le dieron este afecto. Y luego cuando los padres quieran reclamar o reponer aquella falta, quizás sea tarde, porque el sentimiento hacia la otra persona no surge de un de repente, sino que se va construyendo desde pequeño.

    Podríamos enumerar muchas consecuencias inmediatas causadas por los factores arriba mencionados, pero solo enumeraré dos que van de la mano:

    1.      Rebeldía de los hijos con sus padres: los hijos asumen una actitud de rebeldía, prepotencia ante sus padres. Ante cualquier situación se siente aludidos y reaccionan desproporcionadamente, hablan mal a sus padres, contradicen aunque los padres tengan la razón y actúan según les parece.

    2.      Pérdida de control de la vida de los hijos por partes de sus padres: no es que papá y mamá siempre van decir que deben y como deben hacer su vida los hijos, pero una realidad muy común en nuestra sociedad, es que muchos padres son incapaces de poder controlar la vida de su hijo/a aún adolescente.

    ¿Qué hacemos? Propuestas…

    • -          Aprovechar los espacios familiares para fraternizar
    • -          Aprender a tener confianza en nuestros padres para compartir lo que estamos viviendo
    • -          Tener en cuenta sus orientaciones
    • -          Aprender a brindarles afecto y cariño

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