Diciembre Ecológico
Cuando llega este mes que cierra el año en
curso, psicológicamente nos cambia la
manera de ver el mundo. Particularmente en nuestro país que la temperatura
va cambiando y salimos del calorcito habitual y todo el ambiente es navideño,
hace que seamos presa de la cultura del consumismo y del descarte, actitudes que
no compaginan con una persona creyente y de valores humanos, necesarios para
mejorar los impactos negativos que estas actitudes tienen en la conservación de
la naturaleza y el medio ambiente.
Somos
presas de la voracidad mercantilista de las empresas que con sus
campañas publicitarias nos hacen creer que son “supuestamente necesarias”
muchas de las cosas que aun sin necesitarlas terminamos comprando.
Nuestro documento magisterial social del
Papa Francisco con orientaciones
ecológicas, la encíclica “Laudato Si”, nos da varias referencias sobre este
asunto del consumismo. “Mientras más vacío está el corazón de la persona, más
necesita objetos para comprar, poseer y consumir. En este contexto, no parece
posible que alguien acepte que la realidad le marque límites. Tampoco existe en
ese horizonte un verdadero bien común. Si tal tipo de sujeto es el que tiende a
predominar en una sociedad, las normas sólo serán respetadas en la medida en
que no contradigan las propias necesidades” (LS 204).
Esto
no solo afecta la ecología sino también nuestras relaciones sociales cuando expresa: “Por
eso, no pensemos sólo en la posibilidad de terribles fenómenos climáticos o en
grandes desastres naturales, sino también en catástrofes derivadas de crisis
sociales, porque la obsesión por un estilo de vida consumista, sobre todo
cuando sólo unos pocos puedan sostenerlo, sólo podrá provocar violencia y
destrucción recíproca.”
Es por eso que, si logramos ir modificando
nuestro comportamiento, sobre todo por un tema de conciencia ecológica, en
tiempos donde el mercado nos lleva a consumir como si fuera una necesidad, se
podrá ir cambiando poco a poco el panorama.
Regalémosle
al planeta una reducción en nuestro consumo en esta navidad, para que sea un
poco más agradable nuestra estadía en los años que estaremos aquí.
Algunas
acciones prácticas para vivir una “navidad ecológica” que en sus
simbolismos refleje nuestra mentalidad de conservación pueden ser:
-
Reutilizar
materiales en desuso para hacer adornos navideños (como son los Cds y dvds
viejos, papel de periódico y revistas, botellas plasticas, etc)
-
Las
luces de adornos intentar que sean led para consumir menos energía y apagarlas
durante la madrugada.
-
Comprar
de forma responsable solo lo que verdaderamente necesitamos.
-
Disminuir
el uso de fundas plásticas o usar de tela reusables.
-
Cocinar
los alimentos que nos vamos a comer, no desperdiciarlos para luego tener que
echarlos a la basura.
-
Separar
los desechos. No mezclar plásticos con comida y papel.
En cuanto a los juguetes que se seleccionan para las Santas Fiestas y
que generan gran cúmulo de basura de las envolturas y cajas tomar en cuenta en
este tiempo algunos puntos:
-
Buscar juguetes de artesanía local.
-
Asegurar que son juguetes no sexistas ni bélicos.
-
Buscar aquellos que estimulen la creatividad.
-
Disminuir los juguetes que usen pilas.
-
Mirar que sean de materiales naturales y
biodegradables.
-
Asegurar que se esté pagando el producto, y no su
publicidad.
-
Además, lo más importante es que es posible jugar
sin juguetes.
Nosotros estamos llamados a vivir una cultura del encuentro
también para nuestra hermana naturaleza, y al finalizar este año, es bueno
revisar nuestra forma de vivir si hemos sido cuidadores o detractores del medio
ambiente con nuestras acciones.
Por eso como dice
el Papa en Laudato Si no. 220: “Para el
creyente, el mundo no se contempla desde fuera sino desde dentro, reconociendo
los lazos con los que el Padre nos ha unido a todos los seres. Además, haciendo
crecer las capacidades peculiares que Dios le ha dado, la conversión ecológica
lleva al creyente a desarrollar su creatividad y su entusiasmo, para resolver
los dramas del mundo, ofreciéndose a Dios «como un sacrificio vivo, santo y
agradable» (Rm 12,1). No entiende su superioridad como motivo de gloria
personal o de dominio irresponsable, sino como una capacidad diferente, que a
su vez le impone una grave responsabilidad que brota de su fe.
Que el año que va
a comenzar nos encuentre con un buen
sentido de cambiar actitudes para que podamos colaborar en hacer mejor las
condiciones de vida en esta nuestra Casa Común.
Quien suscribe es el Secretario Ejecutivo de la
Comisión Nacional de Pastoral de Ecología y Medio Ambiente de la Conferencia
del Episcopado Dominicano. ADH 818
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