Mariología
| Juan Corona Estévez, MSC
La maternidad divina de María
Hasta el momento la Iglesia ha
declarado cuatro verdades sobre María en forma dogmática, las cuales enuncian
que María es madre de Dios, siempre Virgen, inmaculada desde su concepción y asunta
al cielo. En esta ocasión abordaré el tema sobre el dogma de la maternidad
divina de María presentando aquí su fundamento bíblico, en lo adelante iré
exponiendo otras dimensiones que nos ayudarán a ahondar más en su significado.
De entrada, se debe recordar que el
dogma de la maternidad divina fue proclamado en el concilio de Éfeso del año
431. Este concilio confirmó, por una parte, la unidad de las dos naturalezas la
divina y la humana, en la persona del Hijo de Dios (cfr. DH 250) y, por
otra, la legítima atribución a la Virgen con el título Madre de Dios (cfr.
DH 251)[1].
En ese sentido, el concilio Vaticano II en la Constitución Dogmática Lumen
Gentium 66, expresa claramente que “desde los tiempos más antiguos, la
Bienaventurada Virgen es honrada con el título de Madre de Dios a cuyo amparo
los fieles acuden con su súplica en todos sus peligros y necesidades”.
Mateo enfatiza que en el nacimiento de Jesús se cumplió la visión del profeta Isaías 7,14, “He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo...
La sustentación bíblica de este dogma
se sitúa prácticamente en los relatos de infancia de los evangelios de Lucas y
Mateo (cfr. Lc 1,26-56; Mt 1,18-25; 2,11). Sin embargo, el teólogo
Michaud en su obra María de los evangelios expone otros textos que
sirven de fundamento a este dogma, ejemplo de ello: la Anunciación del ángel a
María (cfr. Lc 1,31-35); la visitación de María a Isabel (cfr. Lc
1,39-43); la profecía de Simeón (cfr. Lc 2,33-35) y Jesús en el templo a
los doce años (cfr. Lc 2,46-52). Asimismo, en Hechos de los Apóstoles
1,14, Lucas indica que “todos perseveraban unánimes en la oración [...] con
María la madre de Jesús”[2].
Otro texto clave es el de Gálatas 4,4,
el cual afirma “cuando llegó la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo,
nacido de una mujer”. Por otra parte, se encuentra el relato de Mateo 1,1-17,
que muestra el árbol genealógico de Jesús, “Jacob engendró a José, el esposo de
María, de la que nació Jesús, llamado el Cristo” (Mt 1,16). De acuerdo con Michaud,
el evangelista Mateo menciona entre los antepasados de Jesús a cuatro mujeres,
quizá con el propósito de hacer referencia a la maternidad de María. En ese
mismo orden, Mateo enfatiza que en el nacimiento de Jesús se cumplió la visión
del profeta Isaías 7,14, “He aquí que una doncella está encinta y va a dar a
luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel”. La intención del autor en este
texto, más que todo, consiste en afirmar la singularidad de los orígenes del
Hijo de Dios hecho hombre.
En el evangelio de Juan, se encuentran
al menos dos pasajes que tienen relación con la madre de Jesús, entre ellos: la
Boda de Caná (cfr. Jn 2,1-12) y Juan 19,25-27, que narra la escena al
pie de la cruz donde María es la mujer a la que Jesús confía la solicitud y
cuidado del discípulo amado.
El recorrido realizado hasta el momento
sobre los datos bíblicos nos ayuda a comprender que el dogma como tal es un
camino al que se llega después de varios años de reflexión, de búsqueda
teológica, aclaración doctrinal y contraste de opiniones. Una vez reunidas
estas condiciones, la Iglesia, va estableciendo con claridad ciertos contenidos
y desde ellos va construyendo su fundamento doctrinal.
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