Encuentro de Pastoral
Diocesana, Cabral
Mons. Rafael Felipe (Fello)
Suroeste: región productiva bajo el manto de la
pobreza
Mons. Rafael L. Felipe (Fello) Obispo de la
Diócesis de Barahona enfoca los problemas y las soluciones para la región del
suroeste que pastorea, una región productiva que vive bajo el manto de la
pobreza y cuya población espera respuestas concretas para alcanzar sus metas de
desarrollo.
Su hablar pausado, preciso, su optimismo al
enfocar problemas y soluciones para la gran región que pastorea, revelan la
estatura humana y espiritual de Mons. Felipe, quien sabe de las riquezas
humanas y materiales de su Diócesis y de la paciencia de los habitantes de una
región que no termina de recibir el empuje necesario para alcanzar sus metas de
desarrollo.
Mons. Felipe insiste, con solicitud de pastor, en
las acciones concretas para promover las comunidades que les han sido
confiadas. Por esa razón organiza su gente, convoca autoridades, organizaciones
y comunidades, estimula el Plan pastoral que renueva la Iglesia y, sin
cansarse, va enfrentando los grandes desafíos de la región en acciones tan
concretas como el saldo de una deuda a los campesinos o la construcción de la
Presa de Monte Grande.
Una región productiva
“La región Suroeste tiene grandes recursos
naturales, pero no se han explotado”, sostiene con datos y se pregunta: ¿Qué
región del país tiene el Lago Enriquillo y su potencial para el turismo?”
Recuerda las lagunas de Cabral, de Oviedo y otra de menor alcance. Las aguas
termales, manantiales de agua, “porque en la montaña hay una corriente muy
fuerte de agua que brota en la falda de la montaña. Por eso, en todos los
pueblos que bordean el Lago Enriquillo hay balnearios. Haría falta más
inversión, para dotar esos balnearios, para que sean más acogedores; en Cabral,
en El Naranjo, en Duvergé, en La Descubierta, en todos los pueblos que bordean
el Lago hay posibilidad de hacer balnearios. Falta inversión”, insiste.
Las inundaciones han empobrecido el entorno del
Lago Enriquillo. Después de las tormentas del año 2008, que se rompió el canal
que trae el agua a la Laguna de Cabral. “El 80% de las aguas del Yaque, por
meses se fue al Lago Enriquillo, y éste se desbordó e inundó más de 200 mil
tareas de tierra, con lo cual acabó con gran parte de la ganadería y con toda
la producción de unas 400 familias que vivían de la agricultura en esa zona.”
Menciona los renglones de producción de Polo, la
sierra de Bahoruco y de Neiba, que producen café; La Descubierta y los frutos
menores que se producen en el llano, abajo. “En esta zona de Barahona,
jaquimeyes, Vicente Noble, Tamayo, la producción es platanera. De allí es el
plátano barahonero, que no es propiamente de Barahona sino de Tamayo y sus
alrededores, es el plátano más cotizado, especialmente en la capital”.
Carencias socioeconómicas
“Toda la región está bajo el manto de la pobreza”,
se queja. “Nuestro mayor problema es el desempleo, por eso la gente tiene que
emigrar, somos la región con el mayor índice de emigración: a Santo Domingo, al
Este, para trabajar en los hoteles y en la construcción; al extranjero,
principalmente a Europa: Francia, Italia…”.
Señala que la principal fuente de empleo en la
región es la agricultura aún: “Está el Consorcio Azucarero Central del Estado,
que está arrendado a un grupo guatemalteco-dominicano”. Pero no puede absorber
toda la mano de obra, ni tampoco las instituciones gubernamentales o los
negocios”.
Monseñor Felipe enumera otros pequeños proyectos
de la Diócesis a través de Fundasur: “Se está llevando a cabo un proyecto de
mangos entre Salinas y Cristóbal. Es un proyecto que ya está explotando unas
mil tareas actualmente. La meta es explotar dos mil tareas. La comunidad de
Madrid (España) apoya con fondos en la Comunidad Económica de Madrid y realizan
los proyectos a través de instituciones, en este caso la Diócesis por medio de
la Fundación de Apoyo del Suroeste”.
La presa de Monte Grande
A pesar de las dificultades para la ejecución de
la obra, esta presa sigue siendo un objetivo importante para la región. Mons.
Felipe no descansa en conseguir su realización.
“Invitamos al ex director del INDRHI, Ing. Frank
Rodríguez y tuvimos un gran encuentro en Neiba, con todos los gobernadores,
síndicos, directivos de asociaciones, todo el personal de influencia en la
región para que él nos presentara cuál era la situación de la Presa y
obviamente él hizo una exposición muy buena, muy completa”.
Pero, ¿cuáles serían los beneficios reales de la
presa?, preguntamos. Monseñor responde con precisión.
1. Controlar las inundaciones del Río Yaque sobre
Jaquimeyes y los poblados vecinos y de la otra margen del río, Uvilla…
2. Irrigar más de 300 mil tareas de tierra que
pueden producir abundantemente, si tienen canales de riego.
3. Producir energía eléctrica para la región.
Sabemos las ventajas de la energía hidráulica, que no tiene contaminación
ambiental.
4. El desarrollo pesquero, porque en la zona se
vive bastante de la pesca, tanto en el mar como en la laguna de Rincón, de
Cabral y ahora bastante en el lago Enriquillo. Hay un proyecto en Duvergé,
auspiciado a través de la Diócesis.
5. Creación de fuentes de trabajo. La pesca genera
empleos. Con la presa se va a duplicar esa fuente de trabajo y, naturalmente,
para el turismo porque teniendo una presa, se incrementa la producción de
rubros que consumen los hoteles, etc.
El servicio diocesano
La Iglesia local responde a las urgencias mediante
tres entidades de servicio social:
•
Fundasur abarca el trabajo social, para campesinos y barrios, con asociaciones
campesinas, con proyectos de agricultura, reforestación, atención en la
producción del café o servicio de agua potable para comunidades, construcción
de pequeños acueductos. Fundasur realiza una gran labor de servicios sociales
para el desarrollo de la región.
•
El Centro de Promoción Campesina, Lemba, que lleva adelante proyectos con
campesinos, con el área de bosque seco, y con huertos familiares, para producir
legumbres, proyectos de construcción de viviendas, que realiza también
Fundasur. “Las viviendas, tanto su construcción o reparación es uno de los
puntos fuertes de nuestro servicio social”, recuerda Monseñor.
•
La Universidad Católica Tecnológica de Barahona responde al nivel educativo, con
una matrícula de 1700 alumnos en el nivel formal. Y un Liceo que depende de
ella, con unos 800 alumnos. “Hay otras escuelas parroquiales a nivel primario,
que las llevan los Salesianos, las Hermanas Vicentinas y las Hermanas
Mercedarias en Vicente Noble. La educación es una base indispensable para el
desarrollo. Además de otros liceos de la Diócesis que colaboran en el nivel
educativo”.
Enumera otros servicios importantes, como la
atención a los ancianos y niñas y niños: “Tenemos 4 centros de atención de niñas
y niños desnutridos, que es el Centro Nuevos Horizontes, en Duvergé; hace unos
meses comenzamos otro en Jimaní y aquí en Barahona tenemos dos: en Villa
Central y en el barrio Nuevo Amparo. Con esos cuatro centros se les da
alimentación del mediodía a más de 700 niños. ¿Cómo se desenvuelven?
Precariamente, porque tiene que ser a base de ayudas, dentro y fuera del país”.
El Hogar de Ancianos en Neiba, con capacidad para 40 residentes, pero por la
estrechez económica alberga 27 ancianos actualmente.
El III Plan Pastoral
“Con el Plan pastoral hay un gran entusiasmo, una
gran alegría en todos los sacerdotes, las consagradas, laicas y laicos
comprometidos. El segundo sábado de cada mes nos reunimos alrededor de cien
agentes de pastoral para darle seguimiento a todo el plan pastoral”. Con
agradecimiento, Monseñor Felipe habla del personal de la Diócesis y de los
Agentes de Pastoral.
“Contamos con 31 sacerdotes de la Diócesis, 15 son
diocesanos y 16 religiosos. En trabajo pastoral directo, 23 sacerdotes, porque
hay otros que tienen trabajos en la universidad, en Radio Enriquillo y trabajo
también a nivel educativo, como los salesianos con el Liceo y las escuelas
primarias. Las religiosas son 50, de congregaciones religiosas y dos institutos
seculares. Tenemos 22 parroquias y unos 500 catequistas y estamos llevando a
cabo la misión evangelizadora dentro del III Plan Pastoral, que ha despertado
mucho dinamismo en la Diócesis.
Cuenta que desde el año 2001 la diócesis lleva a
cabo una misión evangelizadora casa por casa y por grupos o comunidades. Una
evangelización que, por las peculiaridades de la región, es de iniciación
cristiana, que sigue su propio ritmo. Esta misión aporta un gran dinamismo, “de
allí han nacido nuevas comunidades y compromisos personales de quienes se han
integrado a ella”. También destaca la construcción del Seminario Menor, que
está en su fase final. El Seminario acoge 8 seminaristas en Barahona.
Solidaridad con Haití
“El impacto del terremoto y sus consecuencias se
han sentido muy fuerte, somos los vecinos más cercanos. Tanto en Jimaní, como
en el resto de la diócesis, sentimos todo lo de Haití como propio”. Y recuerda
la pronta movilización de personal y recursos para acompañarlos en su tragedia.
Desde el Comité de Emergencias Diocesano, se trazaron líneas y acciones para la
solidaridad con Haití.
También hemos ayudado en Jacmel, porque esa es la
diócesis que hace frontera con Pedernales. Hemos servido de puente también.
Varias instituciones han querido canalizar los servicios a través de la
diócesis”.
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