Perfiles | P. Arturo Pichardo, msc
Diácono Teófilo García (Papito)
Las Bienaventuranzas, son un proyecto de vida que, a decir del Catecismo de la Iglesia Católica, “Dibujan el rostro de Jesucristo y describen su caridad…iluminan las acciones y las actitudes características de la vida cristiana” (1717).
El Diácono Teófilo García (Papito o “Paíto”, como le decían sus hijos), fue un hombre de Dios, quien vivió el espíritu de las Bienaventuranzas: “pobre de espíritu, manso, misericordioso, limpio de corazón, trabajador incansable por la paz”…
Nació el 23 de Julio del año 1929, en San José de Matanzas, Nagua; siendo bautizado el día 4 de Septiembre del mismo año. En el año 1956 contrajo matrimonio canónico con Sebastiana Ventura, con quien procreó tres hijos: Francia Inés, Willy Orlando y Urania Quisqueya. Su descendencia se extiende a cinco nietos y ocho biznietos.
Su familia, la comunidad cristiana de Matancitas y la Parroquia en general, lo definen como una persona que vivió a plenitud el amor de Dios. Hombre de silencio, discreto, consejero de confianza, persona conciliadora, de paz, humilde, generoso, tanto con la Iglesia, como con su prójimo. Amante de la Palabra de Dios y lector asiduo de ella; hombre de oración y de una fe muy grande.
Su esposa Sebastiana (Batan) lo define como muy buen esposo: “Nunca tuve quejas de él. Ya no aparecen hombres así”. Actuó en su vida como dice San Pablo: “Sin apetecer grandezas; atraído más bien por lo humilde”. Rm 12, 16.
Honesto, “administrador fiel”, como dice el Evangelio, servidor incansable. De eso dan testimonio quienes lo conocieron trabajando en la administración del correo de Nagua por 28 años y quienes lo conocimos administrando los asuntos de la Iglesia.
Existen en la comunidad numerosas anécdotas que reflejan la bondad de este ser humano. Trataba bien a todo el mundo, hasta a los delincuentes. Cuentan que un día sorprendió a un ladrón dentro de su casa y que lo ayudó a escapar antes que su esposa lo descubriera, incluso, cargando con algunas de sus propiedades.
Desempeñó numerosos ministerios en la Iglesia y participó en muchos grupos, varios fundados por él, primero en la Parroquia Nuestra Señora de la Altagracia de Nagua, luego en la Parroquia San José de Matanzas, su pueblo. Catequista, Animador de Asamblea, Diácono, Cursillista de Cristiandad, promovió la hermandad del Sagrado Corazón de Jesús, la pastoral familiar, las fraternidades Amigos de Jesús y Unidad y Amor, coros para animar la liturgia, grupos juveniles, etc.
Gran amigo de los Sacerdotes y de todo el mundo en general, vio realizado su sueño: la construcción de la Iglesia parroquial de San José de Matanzas, para lo cual fundó el comité económico con siete hombres, pero a la vez involucró en este proyecto y comprometió a toda su familia. El día de la inauguración de dicha Iglesia, fue uno de los días más felices de su vida, así lo atestiguan su familia y la comunidad. Sólo le faltó dotar a la Iglesia de una campana, que era parte de su sueño.
Hace apenas seis meses le descubrieron un cáncer a nivel óseo, concretamente, en los huesos de la pelvis, dicen que es uno de los cánceres más dolorosos.
Sufrió mucho en poco tiempo, pero no se quejaba; y a todos los que pudimos verlo en esa situación, nos dio un testimonio de paciencia, de aceptación de la voluntad de Dios. Un día antes de morir, su hija Francia le escuchó decir: “Yo sé que tú me amas Señor”. El miércoles 1 de Septiembre, encomendó su vida al Padre.
Todos hemos perdido a un gran ser humano, un gran servidor, pero podemos decir con mucha esperanza lo que él creyó: “Para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia” Fil. 1,21. Que sus restos descansen en paz y ojalá que el Señor suscite muchas vocaciones cristianas en la Iglesia, consagrados o laicos, como su siervo Teófilo García (Papito).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...