domingo, 23 de septiembre de 2012

La Biblia y el Desarrollo Integral


Humanismo Integral | Ignacio Miranda.  Septiembre ha sido designado como Mes de Biblia. Para creyentes es “Palabra de Dios”; para toda persona humana una biblioteca que contiene más de 70 textos, escritos en diversos géneros de tan alto saber que en ella podemos encontrar la respuesta fundamental de todo problema.
El mundo padece grandes problemas psicológicos, sociológicos, culturales, económicos, políticos. Cada nación padece los mundiales y los propios. Los pueblos saldrán de sus problemas, con más o menos dificultad, según la racionalidad y humanidad con que sus conductores dirijan los recursos humanos y físicos que posean.
Son frecuentes las quejas de dominicanos por las diversas carencias que padecemos: violencia, desorden, superficialidad, subjetividad, individualismo, desempleo, especulación, corrupción, abuso de poder, despotismo, opresión, mentira, adulación, injusticia, inequidad. La lista sería interminable.
Especialistas, de diversas ramas, procuran encontrar respuestas desde sus conocimientos y experiencias, y algunos, lamentablemente, desde sus intereses particulares cargados de infidelidad al bien común y al saber integral.
Felizmente, hoy día, es creciente el número de personas científicas y académicas que procuran soluciones más allá de los sentidos del ver-oír-oler-gustar-palpar, que penetrando en las profundidades de la ciencia y la teología, intentan proponer soluciones a los grandes problemas de la humanidad.
La Fundación Humanismo Integral (FHI) está alineada con las instituciones comprometidas en la búsqueda de soluciones a los problemas dominicanos, y, aún más allá de nuestro ámbito, a partir del estudio, reflexión, educación, difusión y práctica de los valores contenidos en la dimensión social del Evangelio de Jesucristo, por cuatro vías prioritarias: la identidad nacional, la integración a partir de la familia, la economía solidaria y la ecología integral.
Estamos firmemente convencidos de que la Biblia nos ofrece un antídoto para cada `problema que se nos presente. Por razones de espacio, les proponemos unos cortos mensajes con la recomendación de que vayan a las fuentes originales para ampliar sus criterios.

A la violencia: verbal, física, incluyendo los casos extremos de suicidio y homicidio: “Dichosos los que trabajan por la paz, porque a esos los va a llamar Dios hijos suyos”. (Mateo, Capítulo V).
Desorden: “Nadie tiene amor más grande por los amigos que uno que da la vida por ellos. Ustedes son amigos míos, si hacen lo que les mando” (Juan, Capítulo XV).
Superficialidad: “Antes que todo fue creada la sabiduría, la inteligencia y la prudencia…. El Señor en persona la creó… la repartió entre los vivientes, según su generosidad; se la regaló a los que lo aman” (Eclesiástico, Capítulo I).
Individualismo: “En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie consideraba suyo nada de lo que tenía… eran muy bien mirados porque entre ellos ninguno pasaba necesidad” (Hechos, Capítulo IV).
Desempleo: “…no anden preocupados, pensando que van a comer, o que van a beber, o con que se van a vestir… Ya sabe su Padre del cielo que tienen necesidad de todo eso. Busquen primero que reine su justicia, y todo eso se les dará por añadidura” (Mateo, Capítulo VI).
Especulación: “Guárdense de toda codicia, que aunque uno tenga de sobra, la vida no depende de los bienes” (Lucas Capítulo XV).
Corrupción: “Dichosos los limpios de corazón, porque esos van a ver a Dios” (Mateo, Capítulo V).
Despotismo: “Jesús los reunió y les dijo: Saben que los que figuran como jefes de los pueblos, y que los grandes oprimen, pero no ha de ser así entre ustedes; al contrario, el que quiera subir sea su servidor…. Tampoco este Hombre ha venido para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos” (Marcos, Capítulo IV).

Opresión: “Ustedes para ser de verdad mis discípulos, tienen que atenerse a ese mensaje mío; conocerán la verdad y la verdad los hará libres” (Juan, Capítulo VIII).
Adulación: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos, Capítulo V).
Mentira: “…nada hay oculto que no deba descubrirse, ni nada secreto que no deba saberse o hacerse público” (Lucas, Capítulo VIII).
Abuso de poder: “Los dotes que cada uno ha recibido úselo para servir a los demás, como buenos administradores de la múltiple gracia de Dios. Quien habla, sea portavoz de Dios; quien se dedica al servicio, hágalo con las fuerzas que Dios le da” (I Pedro, Capítulo IV).
Inequidad: “Todo lo que querrían que hicieran los demás por ustedes, háganlo ustedes por ellos, porque eso significa la ley y los profetas” (Mateo, Capítulo VII).
Falta de laboriosidad: “No he deseado dinero, oro ni ropa de nadie; saben por experiencia que estas manos han ganado lo necesario para mí y mis compañeros. En todo les he hecho ver que hay que trabajar así para socorrer los necesitados, acordándonos de las palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir”… (Hechos, Capítulo XX)

En resumen, todos estamos obligados a colaborar con el bien común, en proporción a nuestras capacidades y responsabilidades, comenzando por los conductores.
El bien común debemos entenderlo como el conjunto de las condiciones y medios que permiten elevar al más alto nivel de desarrollo posible a todos los miembros de la sociedad, en lo económico, social, cultural, moral, espiritual.
Estas condiciones, a nuestro entender, son fundamentales para alcanzar el desarrollo integral de la sociedad, que como ha señalado el Papa Pablo VI, en su encíclica El Desarrollo de los Pueblos: “…no se reduce al simple crecimiento económico. Por ser auténtico debe ser integral, es decir promover a todos los hombres y a todo el hombre”. Dicho con nuestras palabras: requiere de la participación de todas las personas en todos los órdenes.
Dado que nuestra sociedad nace inculturada por el humanismo cristiano, al celebrar el Mes de la Biblia debemos recordar el mensaje de San Juan en su primera carta: “Amar a Dios significa cumplir sus Mandamientos”.
Estos Mandamientos proclamados en el Capítulo XX del Éxodo, de los cuales encontramos manifestaciones en cualquier libro de la Biblia, desde nuestra visión del mundo, inspirada en el humanismo cristiano, proponemos asumirlos como estilo de vida social, procurando ser “contemplativos en la acción”.
A título personal, simplificándolos y adaptándolos al lenguaje dominicano, y asumiéndolos como virtud, que es la práctica de los valores y principios:
Amar a Dios sobre todas las cosas, rechazando el culto al poder y al tener, especialmente dinero fácil, rápido, mucho, recibiendo solo el que proceda del trabajo digno y laborioso; trabajar seis días a la semana y el séptimo descansar y rendir culto a Dios; honrar padre y madre, no matar, no cometer adulterio, no robar ni adquirir artículos robados que inducen al robo y al homicidio; no mentir, ni aguajear, ni calumniar, ni levantar falsos testimonios; no codiciar los bienes ajenos; ser fiel a su cónyuge. Humanismo Integral|Ignacio Miranda, ADH 761