martes, 4 de abril de 2017

Semana Santa con perfil secular


Reflexiones | Telésforo Isaac, Obispo Emérito Iglesia Episcopal/Anglicana




Semana Santa con perfil secular  

La Semana Santa tiene ahora marcado perfil secular. Son múltiples e influyentes los cambios  que ha sufrido el pueblo cristiano de  manera concluyente. Cada día la secularización va en aumento de manera irreversible. La influencia sobre la cultura y la religiosidad del pueblo es tan arrolladora que encubre y opaca las tradiciones de la fe y práctica de antaño.   

La Semana Santa, conocida también como Semana Mayor, comenzaba el Domingo de Ramos o Palmas; se conmemoraban los últimos y grandes acontecimientos de la vida, pasión y  crucifixión de Jesús en la cruz del Calvario. Posteriormente se celebraba el Domingo de Pascua de Resurrección con exclamaciones  de aleluyas y alabanzas, por Su victoria triunfal sobre la muerte y la tumba.

Los cuatro evangelistas -Mateo, Marcos, Lucas y Juan- coinciden en dar a conocer los últimos días de la vida de Jesús y es realmente el motivo esencial de dar a conocer en sus escritos la historia del profeta proclamado como Hijo de David. Ellos confirman lo que aconteció en el período desde el  domingo, cuando Jesús entró en Jerusalén y lo sucedido durante esa semana hasta su resurrección y posterior aparición a sus discípulos.

En tiempo ya pasado, el pueblo hacía gestos de recogimiento, devoción, ejercicios espirituales, retiros, procesiones penitenciales, ayunos,  y otras observaciones relacionadas con los padecimientos de Jesús el Nazareno. Se aminoraron las actividades laborales y las festivas no se efectuaban. Un crecido número de fieles acudían a los templos con fervor.

Esas milenarias tradiciones de la Semana Santa, se han mermado considerablemente, o han tomado perfiles seculares que  opacan o desplazan las solemnidades litúrgicas y las devocionales espirituales.

Ahora, se aprovecha este lapso para excursiones playeras o de montañas; vacaciones para  descansar; viajes de reconocimiento; eventos de placer, o para visitar a familiares, lugares exóticos, o no conocidos. Aun así, las iglesias permanecen  como fortalezas  impregnables,  ofreciendo tiempo, espacio y oportunidades a los fieles más devotos para actos litúrgicos, y todo lo que tradicionalmente las  comunidades Cristo céntricas  han venido haciendo durante siglos.   

En este ambiente y de manera notable, las prácticas religiosas son reformadas invariablemente; los entusiasmos ideológicos están sin fuerza incitantes; los conceptos filosóficos son desplazados por pericias lógicas; la cosmovisión del mundo es imprevisible por estar en penumbras indefinidas; los conocimientos científicos sobrepasan las prácticas y embrujo de los hechiceros; el uso de las tecnologías es indetenible; los tratos de los derechos humanos se hacen más patentes en la mayoría de las sociedades sensibles; las apreciaciones de las virtudes toman nuevos parámetros, ya que todo está en una continua reforma, avance, desarrollo, o evolución, que a veces no se perciben con claridad, ni se aceptan con facilidad y apego.  

A pesar de la secularización de la Semana Santa, las conmemoraciones  continuarán, porque muchas almas darán loor y agradecimiento siempre a Dios, por el testimonio de vida, pasión y crucifixión de Jesús el Cristo Salvador.

Sin duda alguna, no faltará despliegue de sentimiento, espiritualidad y actitud devocional de profunda convicción que se perpetúan  en el meollo de las mentes, corazones, y devociones. Habrá infinitamente demostraciones que serán afirmaciones de fe, esperanza,  y amor, por la Acción Salvífica de Dios, al ofrecer Su Hijo para la salvación de los que creen en Él (Juan 3: 16). ADH 811

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