La estrellita verde: el sueño de los
hombres despiertos
Un día, los millones de estrellas del cielo
–-blancas, plateadas, verdes, doradas, rojas, azules— pidieron a Dios les
permitiera convivir con las personas.
El Señor las complació, y chiquititas como
se ven de lejos, bajaron a la tierra. Y aquella noche hubo una fantástica
lluvia de estrellas.
Algunas se acurrucaron en los campanarios
de las iglesias, otras se fueron a corretear y brincar por los campos junto a las
luciérnagas y los cocuyos, y otras se mezclaron con los juguetes de los
niños. La tierra quedó maravillosamente
iluminada.
Con el correr del tiempo, decidieron volver
al cielo, quedando la tierra oscura y triste.
--¿Por qué volvieron? –les preguntaba Dios
según iban llegando.
--Nos fue imposible quedarnos Hay mucha
miseria y violencia, demasiadas injusticias.
--¡Claro! Ustedes pertenecen al cielo. La
tierra es el lugar de lo transitorio. El cielo es el lugar de lo eterno, de la
perfección. Pero… nos está faltando una estrella. ¿Dónde estará?
Un ángel replicó:
- Resolvió quedarse. Descubrió que su lugar
es exactamente donde existe la imperfección, donde hay límites, donde las cosas
no van bien, donde hay dolor.
- ¿Qué estrella es esa?
- Es la esperanza, Señor, la estrellita
verde.
Y al examinar cuidadosamente la tierra, se
dieron cuenta que estaba profusamente iluminada, porque había una estrella
verde en el corazón de cada persona.
Los seres del fondo del mar viven en
perpetua oscuridad. La mayoría produce
su propia luz, proveniente de las bacterias de sus cuerpos. Otros tienen
células especiales que irradian luminosidad. Dependen de su propia luz para
poder sobrevivir.
Comentan The Christophers que muchas
veces el infortunio puede hacer que nuestro mundo se vea oscuro como las
profundidades del mar. Para atravesar los momentos sombríos de la vida,
nosotros también debemos contar con nuestra luz interior – la esperanza que
viene de la fe en Dios.
El mundo esperó ansioso el rescate de los
mineros chilenos. Esa noche, Sebastián Piñera, Presidente de Chile, luego del
rescate del primer minero recién pasadas las doce de la noche del día 12, al
iniciarse el 13 de octubre de 2010, dijo unas palabras que quedaron grabadas en
mi corazón: “La esperanza es el sueño de los hombres despiertos.”
“Señor,
hoy día los hombres somos, muchas veces, unas criaturas que nos constituimos en
esperanza de nosotros mismos. Dame, Señor, la convicción más profunda de que
estaré destruyendo mi futuro siempre que la esperanza en Ti no estuviere
presente.
Haz
que comprenda profundamente que, a pesar del caos de cosas que me rodea, a
pesar de las noches que atravieso, a pesar del cansancio de mis días, mi futuro
está en tus manos y que la tierra que me muestras en el horizonte de mi mañana
será más bella y mejor.
Deposito
en tu Misterio mis pasos y mis días porque sé que tu Hijo y mi Hermano venció
la desesperanza y garantizó un futuro nuevo, porque pasó de la muerte a la
vida.
Ayúdame
Señor, a creer que detrás de las nubes está el Sol, que los desnudos árboles de
otoño volverán a vestirse de hojas, si tengo la paciencia de esperar.”
En este momento, recibe en tu corazón esta
estrellita verde: la esperanza. Cuídala como tu más preciado tesoro.
Bendiciones y paz. ADH 822
Este cuento aparece publicado en la página 35 de mi libro
“¡Descúbrete! Historias y cuentos para
ser feliz”. Disponible en Librerías Paulinas, La Sirena y Librería Cuesta.
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