domingo, 26 de enero de 2020

La Misión de Jesús en Galilea: Una reflexión

Rincón de la Palabra | Hna. Ángela Cabrera, mdr  




La Misión de Jesús en Galilea: Una reflexión a partir del Evangelio de Lucas (Lucas 4,14-44; 5,1__9,62)

JESÚS COMIENZA SU MISIÓN, EN CASA, PREDICANDO (LUCAS 4,16-24).  (2)

Interesa destacar, la repetición que Lucas nos ofrece, y que alude a la presencia del Espíritu en la vida y la obra de Jesús:
a.      “Bajó sobre Él el Espíritu en forma de paloma” (Lc 3,21).
b.     “Lleno del Espíritu Santo, se volvió del Jordán, y fue conducido por el Espíritu al desierto” (Lc 4,1).
c.      Jesús se volvió a Galilea guiado por la fuerza del Espíritu Santo (Lc 4,14).
Podemos afirmar que la misión de Jesús tiene la fuerza del Espíritu Santo. Con esta presencia, y dentro de ella, entra en la sinagoga.

EL TEXTO Y SUS ESCENAS (Lucas 4,16-24):

Nombre de la escena
Referencia del texto
Misión de Jesús en su propio pueblo de origen
16Vino a Nazaret, donde se había criado, y entró, según su costumbre, en la sinagoga el día de sábado.
Jesús se pone de pie, en medio de la asamblea y procura el pasaje de Isaías
…le entregaron el volumen del profeta Isaías.. halló el pasaje donde estaba escrito
Lectura del pasaje profético donde se destaca la acción del Espíritu “ungiendo” y “enviando” al profeta.
18 El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para…
Detalles de los movimientos de Jesús mientras todos le observan
20 Enrolló el volumen, lo devolvió al ministro y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él.
Predicación de Jesús
21 «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acaban de oír.»
Reacción de la asamblea ante la elocuencia y la seguridad de la predicación de Jesús. Pregunta por su identidad.
22 Hacían comentarios sobre él. «¿Pero no es éste el hijo de José?»
Jesús discierne el pensamiento de la asamblea ante su predicación y le responde con palabras.
23 «Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su patria».


Todo este recorrido ha sido necesario para meternos en la profundidad de nuestro texto. Él nos dice que Jesús comienza su misión por casa. Sigue la costumbre de sus padres. Él se levanta para hacer la lectura (v.16). Todos le conocían. Seguramente ya había leído muchas veces. Todo indica que él buscó el texto: “desenrolló el volumen y halló el pasaje” (v.17). Leyó. Lo devuelve, se sienta.
“Todos los ojos estaban fijos en Él” (v.20). Según la costumbre, parece que quien leía el pasaje predicaba. Entonces, la gente estaba atenta a lo que iba a comunicar, interpretar, considerar. El hoyo de su mensaje: “Hoy se ha cumplido estas escrituras que acaban de oír” (v.21).

Espiritualidad misionera (Lucas 4,16-24)
Señor Jesús, el Espíritu Santo sobre ti, te ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva. Este es el centro de tu misión. Tu misión es un anuncio. Un anuncio que se siembra en la historia con la vida y la Palabra. Esta Buena Nueva nace del mismo corazón trinitario. Tantos pobres con noticias tristes, excluyentes, injustas, ahora tienen, contigo, una noticia alegre, integradora, digna, humana, espiritual. Señor, tu propia presencia es un anuncio. Tu vida y tu convivencia en medio de los humildes se convierte en una Buena Noticia.
Este anuncio no nace porque leíste, en un libro, un mensaje, sino porque el fuego del Espíritu te consagró, y te probaste como oro en el fuego, para que ese anuncio saliera convincente, desde un corazón convencido.
Señor, el mismo Espíritu que te ha ungido es el mismo Espíritu que te envía. Te envía con autoridad para proclamar la liberación a los cautivos, a los que están presos, amarrados, atados, inmóviles, encerrados, limitados. Tu proyecto, Señor, es de libertad. Tu vida es la libertad misma. Pero esta libertad no te la quedas, sino que la propagas y la ofreces. Deseas una humanidad libre.
En este envío tienes la tarea de devolver la vista a los ciegos. Que ellos “vean y crean”. En ti ven, y por ti creen. Esta experiencia ocular, convincente, da libertad a los oprimidos. No hay que someterse a la muerte cuando la vida está en medio de nosotros. En esta evidencia clara, se actualiza el año de gracia. El año jubilar, el año de la alegría que, en tu presencia, se cumple.
Señor, que pueda yo también acoger la gracia del Espíritu santificante, para que me unja. Tengo un deseo ardiente de anunciar a los pobres la Buena Nueva. Quiero liberarme para indicar el camino de la liberación a todos los cautivos. Te confieso, Señor, que aún tengo muchas ataduras que no me dejan anunciarte con mayor dignidad. Quita las cataratas de mis ojos, para poder ver los signos y señales de tu presencia. Deseo, de corazón, apuntar hacia tu luz, para que te deseen, y buscándote te encuentren.

¿Qué nos provoca el texto? (Lucas 4,16-24)

1)     ¿Me siento ungida/o por el Espíritu?
2)     ¿Me siento persona enviada/o?
3)     ¿Enviado a qué? ¿Para qué? ¿A quiénes?
4)     ¿Qué estoy anunciando con mi vida y mi palabra?
5)     ¿Llevo un mensaje liberador?
6)     ¿Me voy liberando mientras anuncio la liberación?
ADH 835


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