lunes, 3 de febrero de 2020

Servicio: Jesús nos muestra el camino

Valor del mes | P. Juan Tomás García, MSC 


Servicio: Jesús nos muestra el camino

El que quiera ser grande que se haga el servidor de todos, nos dice Jesús en Marcos 10, 3. En distintas ocasiones sale a relucir el tema de los puestos y las apetencias a grandezas en el grupo de los Apóstoles en su proceso de formación de parte de Jesús. Parece que los humanos llevamos dentro unas grandes ganas de protagonismos y sobre todo de poder dominador sobre los demás. Recuerdo otro texto evangélico que nos narra la historia de la intervención de Santiago y Juan cuando, acercándose a Jesús le formulan una petición extraña: ocupar los puestos de honor junto a él. “No saben lo que piden”. Así les dice Jesús (cfr. Mc 10, 35-45). No han entendido nada de su proyecto al servicio del reino de Dios y su justicia. No piensan en «seguirle», sino en «sentarse» en los primeros puestos. Como si en algún momento Jesús les hubiera hablado de ese tipo de reinado.

El pensamiento de Jesús es claro, desde el principio: “no ha de ser así”. Hay que ir exactamente en la dirección opuesta. Quiere arrancar de su movimiento de seguidores esa «enfermedad» del poder que todos conocen en el imperio de Tiberio y el gobierno de Herodes Antipas. Un poder que no hace más que «tiranizar» y «oprimir». Entre los suyos no ha de existir esa jerarquía de poder. Nadie está por encima de los demás. No hay amos ni dueños. La parroquia no es del párroco. La Iglesia no es de los obispos y cardenales. El pueblo no es de los teólogos. El que quiera ser grande, que se ponga a servir a todos. Contamos con el verdadero modelo, Jesús. No gobierna, no impone, no domina ni controla. No ambiciona ningún poder. No se arroga títulos honoríficos. No busca su propio interés. Lo suyo es «servir» y «dar la vida». Por eso es el primero y más grande.

Nuestras comunidades y nuestros pueblos necesitan cristianos y líderes dispuestos a gastar su vida por el proyecto de una humanidad nueva, justa, igualitaria y fraterna. Creyentes sin ambiciones personales, que trabajen de manera callada por un mundo más humano y una iglesia más evangélica. Seguidores de Jesús que «se impongan» por la calidad de su vida de servicio. Padres que se desviven por sus hijos, educadores entregados día a día a su difícil tarea, hombres y mujeres que han hecho de su vida un servicio a los necesitados.

Servicio y Política

En este año que en República Dominicana será electoral, queremos promover el valor del servicio. El que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos.

Esta es la clave. La autoridad como servicio. La vida de Jesús fue de servicio constante, desinteresado y hasta el final. Y es así como Jesús, el Maestro, el Señor, nos dice que para ser jefe hay que servir. ¡Qué contraste con aquellos que ven la autoridad como una tiranía! A veces se ve el servicio, en general, como algo degradante. Hay aspectos culturales que reducen el servicio a la servidumbre, lo cual es erróneo. Servir es ofrecer lo mejor de uno mismo a los demás. Servir es estar disponible para los demás. Servir es dar lo mejor de mí en mi trabajo, en mi familia, en mi centro de estudio, en todas partes. Ser servidor de todos es todo un plan de vida.

En nuestras débiles democracias se ha utilizado el Estado, como una gran institución para servirse de él.  Los seguidores de Jesús tenemos que rechazar esos deseos mundanos y no caer en esa trampa. En la comunidad cristiana que Él inicia en esta tierra la autoridad es servicio, no gloria. Seguir a Jesús implica estar dispuestos a servir de corazón aun cuando no obtengamos ningún éxito humano por ello.
Santiago y Juan piden favores, Jesús promete sufrimiento. Estamos asistiendo a una campaña electoral dominada por el ruido vacío y estéril de las caravanas y los bandereos sin planes ni proyectos que anuncien la dirección del servicio ofertado por los candidatos. Los pocos programas de gobiernos presentados son, en su mayoría, irrealizables o simplemente mamotretos formales que no darán para nada. Este es un buen año para avanzar en la práctica servicial de la política e ir dejando atrás toda una tradición demagógica que hace mucho daño a la verdadera organización política de los pueblos.

Servicio y sociedad

 "El que quiera ser grande que se ponga a servir". El Evangelio nos ayuda a reflexionar y a preguntarnos: ¿Qué eco pueden tener estas palabras de Jesús en la sociedad actual? Nadie quiere ser hoy ni grande, ni héroe, ni santo. Basta con "triunfar" logrando una buena calidad de vida, éxito profesional y un bienestar afectivo suficiente. El ideal no es crecer y ser persona. Lo importante es sentirse bien, cuidar la salud, gestionar bien el estrés y no complicarse la vida. ¿Y los demás? ¿Quién piensa en los demás? Lo que haga cada uno es cosa suya. No vamos a meternos en la vida de los otros. Lo importante es no hacer daño a nadie. Respetar siempre a todos. Hay que ser "hábil" y no asumir compromisos, responsabilidades o cargas que luego nos impedirán vivir a gusto. ¿Servir a los demás? Un "triunfador" no entiende exactamente qué quiere decir "servir". Más bien tiende a "servirse" de todos utilizándolos para sus intereses y juegos. Pero ¿qué es triunfar en la vida? Según Jesús, si alguien quiere triunfar en la vida ha de saber amar, salir de su narcisismo, abrir los ojos y ser sensible al sufrimiento de los demás y ponerse a su servicio. En el Año de la Biblia sepamos encontrar, en la Palabra de Dios, elementos concretos a implementar e ideas profundas a desarrollar sirviendo a nuestros hermanos. ADH 842

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