martes, 3 de marzo de 2020

Espiritualidad del Corazón en el siglo XXI

Espiritualidad | Diarmuid O' Murchu (MSC Provincia de Irlanda)* 


Discerniendo nuestra Espiritualidad del Corazón en el siglo XXI

"Ser amado por Jesús aumenta la capacidad de nuestro corazón. . . Cuando has sido incluido en la espaciosidad del amor divino, no hay lugar para el castigo humano, la venganza, el juicio precipitado o las llamadas a la retribución. ...se trata más de despertar que de limpiar".

Esta cita inicial del teólogo espiritual franciscano, Richard Rohr (El Cristo Universal, 2018), proporciona el contexto para las reflexiones que ofrezco sobre nuestro carisma MSC para el siglo XXI. Me sorprende que todavía nos enfrentamos a un gran desafío para discernir la distinción entre la Devoción al Sagrado Corazón y la Espiritualidad del Corazón. Nos gusta aferrarnos a ambos, y ciertamente apoyo el tipo de integración teológica y espiritual que lo haría posible. Mi sentido, sin embargo, es que dos tipos de radiación de valor están en juego, y uno tiene raíces bíblicas más fuertes que el otro.

La Devoción de la Consolación

El enfoque devocional está muy presente en aquellas partes de nuestro mundo donde prevalecen la pobreza, el sufrimiento y la opresión, y la gente clama a Dios por alivio y liberación. Esto a menudo resulta en oración de petición, multiplicando novenas y devociones, con la esperanza de que podamos convencer o persuadir a Dios para que venga a rescatarnos. Esta súplica se hace a menudo dentro de la atmósfera llena de alegría de los festivales, fiestas y procesiones. La atmósfera eufórica -al menos temporalmente- permite a la gente superar la lucha y el dolor de la existencia diaria. En algunos casos extremos, las devociones asumen un celo de mártir, como en algunas partes de Filipinas, donde la gente clava a sus semejantes en las cruces el Viernes Santo.

No deseo tomar a la ligera tales prácticas devocionales porque son a menudo las que hacen que la gente siga adelante frente a la terrible angustia y el sufrimiento, y proporcionan una especie de seguridad, consuelo y consolación sin los cuales la vida sería realmente insoportable. Sin embargo, hay tres elementos fundamentales que necesitan una calidad más profunda de discernimiento:

a)     Que el sufrimiento y las dificultades en esta vida nos darán una mayor oportunidad de felicidad eterna después de la muerte; eso no es teología cristiana encarnada.

b)    También prevalece una especie de espiritualismo que sostiene la idea de que el sufrimiento por el sufrimiento es algo bueno; Jesús nunca sugirió o promovió esta idea.

c)     Aunque indudablemente las devociones populares alivian la angustia y aportan un cierto grado de sentido y esperanza, por lo general tales devociones no contribuyen en nada a la liberación del Evangelio, y así allanan el camino para la liberación de la pobreza, la enfermedad y la opresión basada en la justicia.  

La Espiritualidad de la Liberación

Para cada Congregación con una espiritualidad como la nuestra, nos enfrentamos a lo que es esencialmente un desafío teológico con implicaciones sustanciales tanto para el estilo de vida como para el ministerio. La Espiritualidad del Corazón comienza - como lo hace mi cita introductoria - con la declaración inequívoca de que somos amados incondicionalmente por nuestro Dios. Independientemente de lo que pueda ser nuestro pecado o indignidad personal, nuestra marginación social, o nuestra privación económica, somos amados incondicionalmente. Bombardear a tal Dios con oraciones y penitencias persistentes se acerca peligrosamente a ser una forma de idolatría.

Primera entrega de la reflexión del P. Diarmuid O”Murchu, MSC. ADH 837

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