sábado, 7 de marzo de 2020

La cuaresma nos invita al compromiso

Vocacionales | P. Osiris Núñez, msc


La cuaresma nos invita al compromiso

Nuevamente, como cada año, entramos en el tiempo cuaresmal. Tiempo muy característico en la liturgia de nuestra Iglesia, con un profundo llamado a la conversión, arrepentimiento, a tomar conciencia del mal y pecado en el que vivimos y que muchas veces generamos. Es el tiempo donde el creyente busca reconciliarse con Dios y con los demás. De esta manera, la liturgia nos instruye y guía para ir profundizando sobre el sentido de este tiempo y, sobre todo, para que nuestra experiencia religiosa continúe enriqueciéndose con la vivencia de los misterios que celebramos.

Es muy propio de este tiempo las invitaciones al ayuno, la oración y la limosna, como prácticas que nos ayudan a acercarnos a Dios y al hermano, reconociendo con humildad las faltas y pecados propios, y tomando conciencia de que esas debilidades son superadas al dejarnos iluminar y fortalecer por el Espíritu Santo.

Sin embargo, la percepción y vivencia del tiempo cuaresmal ha ido cambiando, evolucionando, en algunos aspectos de manera muy positiva y en otras no. Pero el sentido propio del tiempo cuaresmal siempre estará ahí. La invitación a la conversión y al arrepentimiento nunca cesará.

En este año 2020, haciendo un análisis de nuestra realidad, deberíamos preguntarnos cual debe ser nuestro compromiso cuaresmal como cristianos y como Iglesia. No puede pasar como una cuaresma más. Hay situaciones muy concretas ante las que se nos pide conversión, arrepentimiento; se nos pide enmendar errores que van generando mucho mal y pecado en nuestra sociedad.

“Deberíamos preguntarnos cual debe ser nuestro compromiso cuaresmal como cristianos y como Iglesia

El Papa Francisco cada año nos instruye sobre algunas actitudes, acciones, compromisos, que nunca están de más. Pero aparte de eso, qué más podemos asumir nosotros como creyentes, como comunidad cristiana ante una sociedad que, aparentemente, va sucumbiendo ante tantos males que le aquejan.

Debemos ser capaces de ir más allá de las prácticas religiosas intimistas, donde se piensa en la pureza del alma, en la salvación de sí mismo, pero no somos capaces de pensar en la salvación del otro o en la salvación de la sociedad en sí. Salvación que tiene su origen en el compromiso de cada persona, que asume con responsabilidad la voluntad de Dios en su vida, y cree firmemente que, a través de su cambio y superación como ser humano, el mundo va cambiando.

En este ambiente tan marcado por la realidad política, en esta etapa pre y pos electoral, donde en algunas ocasiones el fanatismo político puede cegar la conciencia de la persona, y esta puede sucumbir ante el mal y pecado social, de apoyar lo incorrecto y asumir una postura antievangélica, el deber del cristiano tener claro cual debe ser el camino de la conversión social en este tiempo cuaresmal. El libro de Isaías nos ilumina: cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía” (Is 58,9-10). ¡He ahí nuestro camino! ADH 843

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