lunes, 30 de marzo de 2020

Semana Santa: "Yo me quedo"

Nuestra Fe | Lic. Pedro B. Grullón T. 




Semana Santa: “Yo me quedo”
Desde hace algunos años, la Iglesia Católica ha invitado al ¨Yo me quedo¨ en Semana Santa para la celebración del Triduo Pascual y Pascua de Resurrección. Muchas parroquias han abrazado la iniciativa: San José de Calasanz, Divino Nino Jesús, Santa Rosa de Lima y otras. Muchas personas han respondido a la iniciativa, otras se han ido a playas y lugares.
En el año 2020 la humanidad entera ha vivido ¨Yo me quedo¨. El proyecto iba en aumento en diferentes parroquias que se adherían, pero en 2020 la cobertura ha sido total. Casi todos los países del globo, mas de 160, han vivido un ¨yo me quedo¨ total a causa del Coronavirus. Este fenómeno presenta muchas aristas, muchas interpretaciones. De él se derivan muchos argumentos, aprendizajes y lecciones.
El Coronavirus ha impactado progresivamente alrededor del mundo. Su silente y agresiva actitud revuelve las estructuras sociales y provoca desasosiego, pánico, rotura y desvanecimiento de planes y proyectos individuales, familiares y mundiales. Ha atacado serena, pero despiadadamente, en especial a la población más adulta. Ha puesto en vilo  e incertidumbre a la humanidad.
Sus consecuencias son incalculables, inconfesables e impredecibles. Está pintando una cara nueva a la humanidad. Serena e invisiblemente se ha proyectado y extendido como un enorme gigante que ha detenido el tránsito terrestre y aéreo, el horario de trenes, guaguas, camiones, carros y personas. Ha cerrado los lugares sacros y mundanos, fábricas, oficinas y negocios…
Las actividades religiosas han pasado a la TV y las redes en general. Los que decían que no podían dedicar un día o una hora a la semana a la búsqueda y vivencia de la palabra inspirada y a las actividades religiosas, yacen varados, detenidos en sus hogares. Los miembros de las familias que nunca se reunían ni pasaban un día juntos compartiendo, conversando y comiendo a la mesa en familia, han tenido que aprender a practicar ese valor.
El Coronavirus ha dejado ver el semblante de la situación general caótica. Y dentro de ese “maremágnum”, muchos tranquilos, pensativos, desencajados, día y noche, en sus hogares, como nunca antes. Millones rezando y suplicando al Todopoderoso como Moisés y el pueblo en su época. El perdón se ha dejado sentir como los tambores en una fiesta mundial.
La población expectante ha generado muchos pensamientos; muchas decisiones de ser mejores personas y constructores de una humanidad camino al Reino prometido.
Y como expresa la sabiduría popular, que Dios escribe derecho en líneas torcidas, se esperan tiempos venideros de mejor convivencia y hermandad, donde el mundo dé un giro hacia la búsqueda de la verdad para la humanidad, en consonancia con el sendero de la esperanza, de un mundo mejor.


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