Tu fe te ha salvado
La Biblia de Jerusalén, la latinoamericana y otras versiones, en los textos de Marcos 5,34 y 10,52; Mateo 9,22 y Lucas 8,48 y 18,42, nos traen esta frase de Jesús: ´´tu fe te ha salvado´´, aunque no así la versión de la Biblia de las Américas de 1986, sino: ´´tú fe te ha sanado´´. Pero no hay diferencia en los que se quiere expresar ya que el verbo griego ´´sozo´´, significa tanto salvar como sanar, en este caso, pues cuando Jesús le dice esta frase a los enfermos que cura, no solo tiene la consecuencia de la sanación del cuerpo o del mal físico que se pretende curar, sino también la salvación en el sentido más extenso de la palabra.
Podríamos estar ante una confesión de fe, las cuales son muy abundantes en el Nuevo Testamento. El creyente en la Iglesia naciente va experimentando la presencia de Jesús en su vida, tanto en el plano de la sanación en su cuerpo por algún mal o por el efecto de abrirse a la oferta salvífica de Cristo, y va esbozando en la comunidad o proclamando la fe que le salva, y eso podría llevarse a la narración de los hechos de Jesús, a través del recuerdo de su actividad sanadora mientras anduvo por la palestina de entonces.
Pero no solo podemos ver la frase en esos términos, sino que también hay que verla en el quehacer de Jesús, en su interacción con la gente necesitada de entonces, que ha ido escuchando de lo que el hombre de Nazaret va haciendo, pues no es secreto que Jesús realizó algunos signos paranormales, que resultaron extraordinarios para la época, ya que la tradiciones de milagros son abundantes, aunque el retoque y la especificidad del género se notan en la simple lectura de los mismos, pero los signos realizados por Jesús atestiguan la irrupción poderosa de Dios, y la aclaración que los mismos evangelios tratan de establecer, pues en Marcos Jesús le rehúye a la realización de estos signos, pero no le queda más que hacerlos, y es a partir de la frase que nos atañe, se quiere hacer de manifiesto que para que el signo o milagro se dé, es requerida la fe del que lo recibe en el portador de la acción salvífica que es Jesús y en el que lo ha enviado.
Hoy entre nosotros, en ciertos círculos nuestros, en la oración de petición de salud de algunos por algún enfermo, puede darse cierta sanación milagrosa al estilo de la que nos narran los evangelios y que fueron realizadas por la presencia de Jesús, pero en todas es necesaria la fe del destinatario o de la persona que la pide (que podría ser un tema futuro a tratar). Fe como respuesta a la acción gratuita de Dios, la gracia de Dios, que en términos paulinos se da en el individuo y este responde por la fe, en otras palabras, la persona cree en Jesús, cree en Dios, cree que puede ser sanada o salvada, pero no es el objeto de la fe que tiene que provoca la sanación, sino la fe es un segundo momento, pues el asunto es que la salvación ha llegado a su vida y cree, y en base a ese creer en la presencia de la gracia de Dios en su vida, de la salvación en sí que ha llegado, se produce la acción sanadora. Jesús se colocaba ante la persona necesitada, y previo a todo esta creía en Jesús, había oído hablar de Jesús, había llegado algo de él a la persona en cuestión, la persona no se presentaba sin más ante él, creía en él y a partir de esa fe le pedía la sanación y se obraba el efecto sanador, en unas palabras, Jesús al decirle ´´tú fe te ha salvado´´, confirmaba lo que la gracia salvífica de Dios ya había operado en esa persona. ADH 844.
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