martes, 20 de octubre de 2020

La palabra de Dios en tiempo de pandemia

Biblia | P. William Arias

 


La palabra de Dios en tiempo de pandemia

 

Cuando era niño con mis amigos jugábamos un juego, usualmente entrando la noche que le llamábamos “jugar a la peste”; el juego consistía  en que uno de nosotros tenía la peste y comenzaba a perseguirnos a todos o a uno para contagiarlo, si  tocaba a uno con la mano entonces se liberaba y ése era el que tenía “la peste” y debía buscar contagiar a otra para quitársela, y así en ese correr para acá y para allá transcurría el juego; ahora bien,  tomando en cuenta la Biblia a lo que jugábamos en término de hoy sería “a la pandemia”.

 

Pues la Biblia (tomando como referencia la Biblia de Jerusalén), a lo que hoy denominamos pandemia o epidemia, se le llama peste. Aunque entre nosotros peste es en sí una enfermedad infecciosa que la transmite una bacteria y ha tenido y tiene a lo largo de la historia muchas variantes, así es como la Biblia llama a lo que nosotros estamos viviendo hoy.

 

La Biblia atribuye la peste en la mayoría de los casos a una intervención divina, se ve como un medio para Dios exterminar a un pueblo (Ex 9,15; Núm 14,12) o una situación de mal en medio de su pueblo (Ex 9,3; 2Sam 24,13; Hab 3,5). Hay una trilogía de males que son la guerra, el hambre y la peste. Jeremías y el profeta Ezequiel lo ven así (Jer 14,12; Ez 5,12), muchos le llaman el triple azote de Dios. En el Nuevo Testamento la peste se sigue asociando a esos males anteriores, pero también a los terremotos y como parte de los precursores del final (Mt 24,7; Lc 21, 11 y Ap 6,8).

 

Pero también nos presenta la Biblia a Dios como protector ante la peste (Sal 91,3), liberador de ella (Os 13,14), y ese es el lado que debemos ver y explorar, pues sabemos que la Biblia es un libro situado en el tiempo y en el espacio a nivel de su escritura, obedece a los criterios literarios y percepciones propias de la época en que fue escrita, y así veían  aquellos hombres a Dios en cierto momento como el hacedor del bien y del mal, y claro, la peste, la pandemia, las enfermedades obedecían también a su poder; más adelante esto se va clarificando, y entonces ya se ve en algunos textos por donde va en sí lo de Dios, pero es con la venida de Cristo que se hace ver la bondad de Dios, y su no intervención en esta cosas que contradecirían su ser, aunque lo permita, pero a fin de cuentas haciendo presente el bien y la misericordia en medio de la situación, como no indiferente ante lo que sucede.

 

En esta pandemia la Biblia se ha convertido en una gran mediación de Dios, a través de su lectura, su estudio, y sobre todo del orar con ella, ya sea en familia, en pequeños grupos comunitarios, sea de manera presencial y virtual. Ha sido cause de fortaleza para mucha gente a quien la pandemia le ha golpeado fuertemente, ya sea en carne propia o a través de algún familiar, amigo o conocido. Ha sido la fuerza y consuelo de muchos que han perdido a seres querido, ánimo para los que trabajan en las áreas de la salud para atender a los afectados, motor impulsor de la solidaridad para con los más vulnerables de la sociedad que han sentido el peso de las consecuencias económicas y de vida que la pandemia nos ha acarreado.

 

Dios se ha hecho presente a través de su Palabra, ya sabemos que no es el Dios castigador, sino el salvador, el que nunca nos abandona y menos ahora en este tiempo en que lo necesitamos, pues como dice en el evangelio de Juan 6, 63: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes Palabras de vida eterna.” ADH 850.


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