martes, 3 de noviembre de 2020

Un camino de seguimiento de Jesús

Espiritualidad del Corazón | Mons. Valentín Reynoso (Plinio), MSC


 

Un camino de seguimiento de Jesús

 

Los seguidores de Jesús estamos llamados a fortalecer nuestra fe y a renovar la esperanza ante los desafíos de una sociedad en que, por un lado, el hombre en busca de renombre parece haber perdido su eje interior y, como Caín, se afana por construir un mundo sin Dios; y por otro lado, la técnica y la informática, con el fenómeno de la globalización y la post modernidad, se desarrollan a un ritmo creciente y la gente se siente cada vez más atraída por una infinidad de intereses, a menudo contrastantes, que llevan al hombre a perder el centro de sí mismo.

 

La espiritualidad del Corazón es un faro que guía hacia el Puerto seguro del Corazón de Jesús. Es el seguimiento de Jesús a través de la historia que nos impulsa a vivir según el proyecto de Dios para la humanidad, manifestado en la vida y en el ministerio de Jesús y nos invita a colaborar decididamente en la extensión del Reino de Dios.

 

La historia de la salvación es una cadena continua de gestos del amor de Dios para con nosotros. En el correr de los tiempos Dios se manifestó de diversas maneras: acontecimientos, mensajes, gestos y palabras, pero llegada la plenitud de los tiempos (Gal. 4, 4), la Palabra, en quien y por quien fueron hechas todas las cosas, se hizo carne y puso su morada entre nosotros (Jn. 1,14). Con la venida de Jesús Dios tiene ya un corazón humano, como el nuestro. Es el Corazón de Jesús de Nazaret, fuente de Agua Viva que sacia la sed y nos salva.

 

Durante su vida mortal, Jesús pasó haciendo el bien desde su corazón compasivo y misericordioso y nos invita a ir a Él para aprender las virtudes de su Corazón manso y humilde (Mt. 11,29).

En un recorrido por el Evangelio encontramos en Jesús:

 

a.      Un Corazón que se vuelve en los débiles:

 

¿Por qué critican a esa mujer? Dice Jesús a quienes critican a la Magdalena. «Les aseguro que en cualquier parte del mundo donde se anuncie el Evangelio, será recordada por lo que ha hecho. Los discípulos le dicen: ves que la gente te está tocando y preguntas ¿quién te ha tocado? Jesús volviéndose a la mujer que padecía flujo de sangre le dice: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada» (Mc 5, 31).

A la mujer sorprendida en adulterio le dice: "¿Ninguno te ha condenado?". La mujer contestó: Ninguno, Señor. Entonces Jesús añadió: "Tampoco yo te condeno. Vete en paz y no peques más". (Jn 8,10). Al buen ladrón Jesús le asegura: "Hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lc 23,43).

 

b.      Un Corazón que se conmueve ante los hechos que ve:

 

-        Se le acercó un leproso que de rodilla le suplicó: "Si quieres, puedes curarme. Jesús se compadeció, extendió la mano y le tocó diciendo: 'Quiero, queda curado'" (Mc 1,41).

-        Jesús recorría todas las ciudades y aldeas anunciando la buena nueva del reino y curando toda clase de enfermedades y dolencias. Viendo a la multitud se conmovió “porque andaban como ovejas sin pastor...” (Mt 9, 35-36).

-        Sacaban para enterrar en la ciudad de Naín al hijo único de una madre viuda. Al ver Jesús la gente que le acompañaba y la tristeza de la madre sintió compasión y dijo: ¡No llores! Se acercó, tocó el féretro, se detuvieron y dijo: “Muchacho, contigo hablo, ¡levántate!” (Lc 7,13).

-        Ante los ciegos la gente les reprendía para que se callasen. Pero ellos gritaban... Jesús se detuvo y les habló: ¿Qué quieren que les haga? -- ¡Señor, que se nos abran los ojos! Compadecido Jesús, les tocó los ojos y al punto recobraron la vista y lo siguieron (Mt. 20,34).

-        Le acercaron también unos niños para que los tocara. Los discípulos al verlos, les reprendían. Pero Jesús los llamó diciendo: Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, pues a ellos les pertenece el Reino de Dios (Le. 18,16).

-        Al acercarse a ver la ciudad de Jerusalén, dijo llorando por ella:

"Si reconocieras hoy lo que conduce a la paz. Pero ahora está oculto a tus ojos. Te llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán y te cercarán por todas partes. Te derribarán por tierra a ti y a todos tus habitantes, y no dejarán piedra sobre piedra por no haber reconocido la visita divina" (Lc 19,41-44).

-        Al ver Jesús a María llorando y a los judíos que la acompañaban también llorando (por la muerte de su hermano Lázaro), se estremeció por dentro y dijo muy afligido: ¿Dónde lo han puesto?

Señor, ven a ver. Jesús se echó a llorar mientras los judíos comentaban: ¡Cómo lo quería! (Jn 11, 33-35.38).

-        Salió Jesús y se dirigió como de costumbre al Monte de los Olivos y lo siguieron sus discípulos. Al llegar al lugar les dijo: Pidan no sucumbir en la prueba. Se apartó de ellos como un tiro de piedra y oraba: "Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz. Pero no se haga mi voluntad sino la tuya.

Se le apareció un ángel del cielo que le dio fuerzas. Y entrando en combate oraba más intensamente. Le corría el sudor como gotas de sangre cayendo al suelo" (Lc 22, 39-43).

-        Todavía estaba hablando, cuando llegó un grupo. El llamado Judas, uno de los doce, se les adelantó, se acercó y le besó. Jesús le dijo: Amigo, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre? (Le 22,48).

 

c. En fin, también las parábolas son reflejo de la ternura del Corazón de Jesús, entre ellas:


 

-  Parábola del trigo y la cizaña (Mt 13,24).

-  Parábola de los viñadores (Mt 20,1).

-  Parábola del Buen Pastor (Jn 10, llss).

-  Parábola de la higuera estéril (Lc 13,1).

-  Parábola del buen Samaritano (Lc 10,25).

-  Parábola del hijo pródigo (Lc 15,11).

-  Parábola de la oveja perdida... (Lc 15,4-7).

 

Contemplando el Corazón de Jesús entramos en el núcleo del Evangelio, en el centro de la vida de Jesús, en su historia, en lo que es más importante para El: su padre y el Reino de su Padre. La Devoción al Corazón de Jesús es una manera de poner en práctica los evangelios porque nos ayuda a asumir la vida de Jesús y su programa, sus actitudes, sus sentimientos y las virtudes de su Corazón.

 

Este es nuestro gran desafío en este tercer Milenio. Volver al Corazón de Cristo y desde él, poner en práctica la misión recibida de El; entonces seremos verdaderos discípulos de su Corazón. Ha llegado el momento de vivir según el Corazón de Jesús, siendo en el mundo el Corazón de Dios, de suerte que por nuestro compromiso apostólico en el ambiente donde nos movemos y el testimonio de nuestra vida, las palabras, el mensaje y la vida de Jesús queden grabadas en la mente y en el corazón de nuestros hermanos. ADH 850

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