viernes, 13 de noviembre de 2020

Pablo en manos del comandante

Lectura Orante | P. Marcos Plante, MSC




Pablo en manos del comandante

Se recomienda leer atentamente este texto de Hechos 22, 22-29. Nótese la reacción violenta de los judíos al discurso de Pablo y, luego, el apresamiento de Pablo encadenado; finalmente, el diálogo astuto de Pablo con el comandante romano.

1° Interpretación del texto:

Sigue el vía crucis, la pasión de Pablo, en los pasos de la pasión de Jesús. Él acaba su discurso con la visión del Señor en el templo que le advierte: “Ponte en camino, que voy a enviarte a naciones lejanas”. A los judíos que lo están escuchando, estas palabras les suenan como una burla y un sacrílego contra la ley del templo sólo reservado à Israel. La reacción de los judíos es violenta: tirando polvo al aire señalan su indignación y horror. La multitud quiere linchar a Pablo, de modo que el comandante lo salva de la turba, pero lo encadena para luego azotarlo pues, en su mente, Pablo es un criminal. Pablo se defiende invocando su condición de ciudadano romano. Siendo ciudadano, no se tiene derecho a azotarlo y menos aún, si no se lo ha juzgado. El comandante indaga y descubre que Pablo es ciudadano romano de nacimiento. Éste se libera de los 40 azotes, pero sigue encadenado en la cárcel del pretorio para un posible proceso.

2° Meditación:

Las palabras de Pablo les cayeron mal a los judíos del templo, y a veces, pasa lo mismo con palabras del Evangelio. ¿Cuál es la reacción del pueblo, comúnmente, frente a las palabras de Jesús en el Evangelio?  Algunos se convierten otros se rebelan. Yo quiero ser de los que, acogiendo toda palabra de Dios y con humildad y reflexión, quieren reproducir el mensaje en sus vidas. Además, confiando en el apoyo del Espíritu de Dios, me libero de toda asechanza del camino.

3° Oración:

“¡Dios mío, sálvame por tu nombre! ¡Defiéndeme con tu poder! Pues, gente arrogante y violenta se ha puesto en contra mía y quiere matarme. No tienen presente a Dios. Sin embargo, Dios me ayuda; el Señor me mantiene con vida.” Salmo 54, 1-4. Así como Pablo, acosado por la multitud, se libera por su astucia, así los que confían en el Espíritu Santo de Dios encuentran modos de liberarse del maligno. ¡Gracias, Señor!

4° Contemplación:

Estoy entre la multitud, en el patio del pretorio romano, y me horrorizo al ver los judíos indignados, tirando polvo al aire. Los gritos me asustan pues, reclaman la muerte de Pablo. Por suerte, están los soldados con el comandante romano que encadena a Pablo, pero lo liberan de la turba. En esto, la intención del comandante, que lo considera como criminal, es de darle su merecido al azotarlo. Pablo se defiende invocando su título de ciudadano romano desde su nacimiento. Veo el comandante romano asustado por haber amenazado a un ciudadano romano con azotarlo sin haber sido juzgado como reo. ADH 839

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