Cultura y Vida | Sandy
Yanilda Fermín
El principio y
el Final
El libro de la
Vida
Cada año que pasa es como un libro que iniciamos a
leer, donde cada mes se convierte en un capítulo de nuestra vida. En el
capítulo del mes de marzo, cayó una fuerte tormenta, el libro se humedeció y no
pudimos continuar leyendo. Detuvimos la lectura. Luego el sol salió, las hojas
quedaron frágiles, pero se fueron secando despacio. Al principio nos daba mucho
miedo abrir una página, pensábamos que se romperían, porque ese capítulo fue la
parte de la lectura, donde hubo mucho miedo, terror, inseguridades y hasta
cierto punto, pensábamos que el Sol nunca saldría, por la noche oscura que
envolvía el mundo. Muchos de nosotros, leíamos a diario el salmo 91; no
dormíamos, el nivel de estrés se apoderó de nuestras vidas, sin embargo, el
mismo Salmo nos recalca lo siguiente en el versículo 3 “Y él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora”.
Hay muchas personas que nunca su libro se secó, quedaron
páginas destruidas y páginas empapadas, pero de lágrimas. Lágrimas que aún
permanecen y el espíritu santo las fue recolectando para luego juntarlas y
hacer un arcoíris para nosotros, como lo expresa Jesús en la oración del Padre
nuestro, de que todo nos salga bien: Venga a
Nosotros Tu Reino, Hágase Tu Voluntad aquí en la Tierra como en el Cielo”. (Mt 6,9-13; Lc 11, 2-4).
Mi madre dice siempre: “Cada año que pasa, anhelaremos
el anterior”. Parece mentira, pero es cierto. En este año muchos quisiéramos el
anterior, sin embargo, luego que el Sol salió, reiniciamos la lectura del libro
y cuando vinimos a ver, ya en unos días, lo concluimos, porque nos adaptamos a
la tormenta y el miedo fue disminuyendo porque estamos fortalecidos en el
señor.
Una bendición
de Dios
El año 2020 aunque no ha sido el mejor de los años, se
convirtió en una bendición de Dios para muchos de nosotros, en especial para
mí. Me he acostumbrado al teletrabajo y con el mismo, a ver cada mañana, la
carita de mis hijos, a darle un beso al despertar, a almorzar con ellos, a ver
su rostro alegre y sobre todo a no tener prisa para todo. Ya no tenía que
levantarme tan temprano a durar horas en el tránsito para llegar al trabajo, por
ende, no tenía que durar horas para regresar a Casa.
Mi hijo me dijo un día: Mami, gracias al Virus, tu
estas aquí y puedes jugar con nosotros. Yo me he dedicado en mi tiempo libre a
hacer ejercicios y deleitarme en la lectura y escritura como lo estoy haciendo
ahora, lo cual me encanta y me fascina.
El principio y
el final
Este año que termina será el principio y el final de
una nueva era. El libro que empezaremos a leer el 1 de enero del 2021, lo iniciamos
confiados en que todo esto cambiará como lo vemos en el salmo 91, versículo 2
“Diré yo al Señor: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en él confiaré”. No
podemos bajar la guardia para orar. La palabra de Dios y la biblia sea nuestro
apoyo para continuar nuestro ritmo (Salmo 91, 4: “Con sus plumas te cubrirá, Y
debajo de sus alas estarás seguro”).
Al repasar las metas que vayamos a realizar o
continuar, imaginemos que Jesús nos toma de la mano y nos lleva a iniciar ese recorrido.
Lo vemos que está en nuestra Barca y se convierte en nuestra luz y que esa luz
nos abrace fuerte y nos pueda guiar a esa nueva aventura. Y si llegara la
tormenta a nuestra casa y nos quiera empapar, estemos preparados con un paraguas grande, el paragua de la Fe, la Esperanza y
la confianza en nuestro Dios y sobre todo escuchemos a Jesús en un susurro: “yo estaré con ustedes hasta el fin del
mundo (Mateo 28,20)”.
¡Año nuevo 2021, te esperamos!
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