sábado, 19 de diciembre de 2020

La Familia y las buenas Vocaciones

La Familia | P. Alfredo de la Cruz Baldera



La familia y el fomento de buenas vocaciones

¿Cuál es el tipo de familia apropiado para el fomento de buenas vocaciones? Hacer un listado de tipos de familias sería un error, porque cada familia tiene una historia que sólo ella ha tenido que recorrer y frente a la realidad de la fe, toda caracterización puede quedar sesgada. Los caminos de Dios son trazados de manera distinta en cada persona y lo mismo vale para cada familia. Limitar el surgimiento de vocaciones a un tipo de familia es limitar el amor infinito de Dios. No obstante, tenemos que señalar ciertos ambientes familiares que hacen más favorable el crecimiento vocacional.

 

Contra la llamada cultura de la muerte, la familia constituye la sede de la cultura de la vida


Las historias vocacionales indican que aquellas personas llamadas a prestar un servicio a la iglesia como consagrados, tienen detrás de ellas hechos que les marcaron la vida y de manera muy especial, traen consigo misma, actitudes, palabras, ejemplos dados por los padres. Quien es llamado necesita el apoyo incondicional de los progenitores. Es en los padres donde está el origen de su vida y por tanto debe estar el origen de su vocación. Familias abiertas a la vida, son las que continúan la obra del creador (Gen. 9, 7).

San Juan Pablo II en su encíclica Centesimus annus No. 39, apela por la recuperación de la familia como santuario de la vida:

“Hay que volver a considerar la familia como el santuario de la vida. En efecto, es sagrada: es el ámbito donde la vida, don de Dios, puede ser acogida y protegida de manera adecuada contra los múltiples ataques a que está expuesta, y puede desarrollarse según las exigencias de un auténtico crecimiento humano. Contra la llamada cultura de la muerte, la familia constituye la sede de la cultura de la vida”.

Un análisis superficial de la rápida disminución de las vocaciones al sacerdocio y vida consagrada, no deja fuera la causa del creciente secularismo y disminución de la tasa de natalidad mundial. Menor cantidad de niños que nacen, menor es la posibilidad del crecimiento vocacional. Pero para no ser pesimista, dicho análisis arroja la realidad de la falta de personal joven en las otras actividades profesionales. En muchos países hay carencia de profesionales jóvenes, llegando el caso que han tenido que recurrir a políticas de migración favorable al ingreso de personas jóvenes para aumentar la posibilidad de crecimiento poblacional.

Segunda entrega de un artículo más extenso del autor, publicado en el semanario católico Camino.

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