Actualidad | Redacción ADH
2021: Una cultura del cuidado
La puerta
que se cierra al finalizar el año, es también puerta que se abre para recibir
el año que inicia. Cuesta hacerse indiferente a esa aparente ruptura de ciclo,
para abrirse en actitud y esperanza a nuevas posibilidades, aunque sea evidente
la continuidad del día primero con el día anterior.
Sucede
que esta vez las emociones y sentimientos por lo que vendrá en el año 2021 son
más marcadas por todo lo que ha ocurrido en el año anterior, que tiene el peso
de un “annus horribilis”. Y no deseamos -hasta nos asusta- que a partir de
enero las cosas sigan igual o empeoren.
Esta doctrina se ofrece a todas las personas de buena voluntad -dice el papa Francisco en el Mensaje para orar por la Paz- como un precioso patrimonio de principios, criterios y propuestas que pueden servir
Como
acostumbramos hacerlo, el acopio de buenos deseos para los demás y nosotros
mismos marcó la llegada del año nuevo, que también esperamos que sea bueno. La
situación actual lo requiere más que nunca desde el mes de marzo, cuando
comenzó el temor y luego la realidad de un virus amenazador, capaz de arrancar
la vida y trastornar el curso de la historia.
Hoy, más
que nunca, necesitamos una cultura del cuidado. Ya lo hemos expresado en esos buenos
deseos para toda la humanidad: transitar
por el camino de la fraternidad, fomentar la justicia y la paz entre las personas,
comunidades, pueblos y naciones.
Indica
que nosotros estamos comprometidos -si no son meras palabras-, en ser actores,
participantes activos de esa nueva realidad donde los seres humanos podamos
tener acceso a mejores condiciones de vida, al cuidado de la vida corporal y
espiritual, al cuidado del ambiente y conscientes de que nos corresponde actuar
dialogando, colaborando, derribando las barreras socioeconómicas, políticas y
culturales, y por supuesto, las religiosas, para fomentar los principios de una
humanidad nueva que hemos dibujado.
En la
Iglesia tenemos unos principios de doctrina social, inspirados en el Evangelio,
que nos sirven de base para la cultura del cuidado. Esta doctrina se ofrece a
todas las personas de buena voluntad -dice el papa Francisco en el Mensaje para
orar por la Paz- como un precioso patrimonio de principios, criterios y
propuestas que pueden servir como “gramática” del cuidado: compromiso para
promover la dignidad de cada persona humana, solidaridad con los pobres y
vulnerables, la búsqueda del bien común y la preocupación por la protección de
la creación.
También señala
cómo se extiende la cultura del cuidado, al tomar en cuenta la promoción de la
dignidad y de los derechos de cada persona, el cuidado del bien común, a través
de la solidaridad, que “expresa concretamente nuestro amor por los demás” y el
cuidado y protección de la creación.
Con estas
señales de una ruta posible para este año, nuestros mejores deseos y
expectativas compartidas pueden hacerse realidad. Soñemos, para estar
despiertos en la realización común de nuestras tareas que nos conduzcan por el
camino de la fraternidad humana, donde no hay exclusión para nadie y sí
transformación para toda la humanidad.
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