Actualidad | Padre Arturo Pichardo, MSC
Dignidad humana y
protección de animales
En
el día quinto, según el primer relato de la creación en la Biblia (Gn 1, 24-25),
Dios creó a los animales y vio que estaba bien. En el versículo 26 leemos:
“Dijo Dios, hagamos al ser humano, a nuestra imagen, como semejanza nuestra… creó,
pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen suya lo creó”, completa el
versículo 27.
Dios
mismo, desde la creación enalteció a los seres humanos sobre los animales y
todas las demás creaturas, otorgándole a los seres humanos una dignidad
superior; a ninguna más la creó a su imagen y semejanza y encomendó el mundo al
ser humano.
Males
de nuestro tiempo
Vivimos
en una sociedad en donde existen grandes desigualdades sociales, no sólo entre
las personas, sino incluso entre los animales. Eso no es nuevo, pero en los
últimos años se ha incrementado, especialmente, en los países pobres; en donde
tradicionalmente existen animales (perros y gatos), sobre todo, que viven en
las calles y hasta representan un peligro para la salud pública. En nuestro
país tenemos casos de personas que han muerto de rabia, por haber sido mordidos
por perros sin control; mientras otros animales de las mismas especies viven y
mueren como reyes.
Negocios lucrativos, que operan muchas veces en lugares no adecuados porque atentan contra la tranquilidad de las personas
En
la década de 1970 existió un grupo musical venezolano (Los Guaraguaos) que
denunciaba los males de ese tiempo a través de las canciones de protesta e
hicieron famosa la canción “Las casas de cartón”, una de sus estrofas dice:
“Usted no lo va a creer, pero hay escuelas de perros y les dan educación, pa´que
no muerdan los diarios…”.
Ese
grupo musical desapareció hace mucho tiempo, pero las injusticias que
denunciaban no han desaparecido, se han agrandado y han surgido nuevas
situaciones de injusticias e inequidades en el planeta. Hoy, no sólo existen
“escuelas de perros”, existen “hoteles” para perros y gatos, como también
cementerios. ¿Para cuáles perros y cuáles gatos? No es para todos y menos para
los que en nuestro país se denominan “viralatas”.
Quienes
tienen estos negocios no lo hacen por amor al arte, no actúan como San
Francisco de Asís, Patrono de los animales, quien manifestó una atención
particular a la creación de Dios y amaba y cuidaba a los animales, a los que
denominaba “hermanos menores”. Son más
bien, negocios lucrativos, que operan muchas veces en lugares no adecuados
porque atentan contra la tranquilidad de las personas que viven a su alrededor;
incluso, contra la salud pública. Conocemos al menos un caso concreto en
nuestro vecindario en Los Prados del Distrito Nacional.
En
la exhortación Apostólica Laudato Si, dice el Papa Francisco (cuyo nombre tomó
precisamente en honor a San Francisco de Asís), que hace falta una conversión
social y ecológica, una solidaridad universal, en donde los seres humanos, por
supuesto, deben de ser prioridad.
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