domingo, 10 de enero de 2021

La espiritualidad mariana en la Iglesia

Espiritualidad | Juan Corona Estévez

 


La espiritualidad mariana en la Iglesia

 

A la luz de la palabra de Dios y de la tradición eclesial el teólogo Ángelo Amato se pregunta, “¿cuándo y en qué sentido la devoción mariana puede ser calificada de legítima espiritualidad cristiana?” No son raras las veces en que la propia expresión espiritualidad mariana ha sido vista con sospecha, por el temor de que esta se coloque de manera paralela o casi sustitutiva de la dimensión eclesial, cristológica y sacramental.

 

Ante la interrogante sobre la existencia o legitimidad de una espiritualidad mariana, Von Balthasar afirma que “la espiritualidad mariana es fundamentalmente espiritualidad eclesial porque confiere el auténtico y universal espíritu, que sirve de fundamento a los carismas individuales”. Así mismo indica que su fundamento bíblico se origina en el evangelio de la infancia de Lucas compuesto de episodios centrados en María (cfr. Lc 1,26-38; Lc 2,21-40).


Se subraya la figura evangélica de María como modelo de vida en Cristo y en el Espíritu

 

En esa misma línea, otros autores hablan de espiritualidad mariana como reconocimiento del papel salvífico de María en la existencia del cristiano, pues notan en ella no una relación superficial, sino una realidad adaptada y unificante entre el cristiano y María bajo el influjo del Espíritu. Por otra parte, hay quienes ven en los Padres de la Iglesia y en el uso del paralelismo Eva-María un despunte de espiritualidad mariana, que desde el comienzo se perfila dentro de la amplia perspectiva salvífica, por ello, el pueblo fiel vive su piedad mariana con intensa devoción quedando ésta expresada mediante sus oraciones dirigidas a la Virgen.

 

Analizando los datos de la espiritualidad mariana en la encíclica Redemptoris Mater, se subrayan al menos tres elementos fundamentales: la figura evangélica de María, como modelo de vida en Cristo y en el Espíritu; la mediación materna de María, que tiende a hacer crecer a los hijos de Dios hasta su conformación con Cristo y, el vínculo intrínseco entre ella y la Iglesia (cfr.RM 7-50).

 

Este recorrido realizado hasta ahora ha servido para mostrar que es posible y legítimo hablar de espiritualidad mariana como experiencia de fe cristiana unificada por el referente María. En realidad, esto no significa poner a la Virgen en el centro y Jesús y a la Trinidad en la periferia. Más bien, significa acoger y vivir en su globalidad de amor, de acción y dedicación al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

 

 

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