sábado, 20 de febrero de 2021

Al comprar, ¿eliges tú?


Cultura y Vida | Amigo del Hogar

 


Al comprar, ¿eliges tú?

 

Al realizar nuestras compras en el “súper”, los clientes lo hacemos con cierta satisfacción de “elegir” lo que nosotros deseamos entre tantas ofertas que se nos presentan. Desde una mentalidad “consumidora” parece que hacemos uso de nuestra libertad de elección, pero resulta ser ésta una creencia ingenua o acrítica, pues al comprar ya han sido utilizados ciertos mecanismos para condicionarnos y elegir por nosotros.

 

Quizás hemos notado un dato sencillo: si no llevamos una lista al súper o no estamos claros de qué hemos ido a comprar, al final salimos con una cantidad de mercancía que no habíamos considerado llevar. A veces ocurre que sobrepasamos el presupuesto disponible para gastar. Esta compra que hicimos tuvo un condicionante previo: el modo de abrirnos los ojos a mercancías atractivas, dentro del esquema de crearnos falsas necesidades que maneja muy bien la publicidad.

 

Lo cierto es que el súper está organizado para que estimule nuestros “deseos” y nos haga elegir productos atractivos para saciar nuestro afán de consumo. Nos corresponderá a nosotros crear mecanismos que contrarresten estas insinuaciones, que a veces nos dan dolores de cabeza.

 

Es la práctica de colocar los productos que se desean vender en lugares más visibles y más cercanos a los clientes, para atraer su atención

 

 

“Más espacio y el mejor lugar a la referencia que más vende es la regla de oro de todas las tiendas”, explican los expertos. Una marca que se venda mucho, será colocada en espacios más a la vista de la clientela. Es la práctica de colocar los productos que se desean vender en lugares más visibles y más cercanos a los clientes, para atraer su atención. Se habrán fijado que cerca de las cajas hay productos que coinciden en todos los supermercados.

 

Es sabido de todos que muchas empresas negocian con los establecimientos el lugar que ocuparán sus productos en ellos. Y se planean esos lugares, en muchos casos, coincidiendo con el desplazamiento que hacen las personas en los pasillos de las ofertas que encuentra. Otra modalidad es colocar productos a nivel de la vista de quienes recorren el pasillo. Las marcas se aseguran las estanterías más relevantes y destacadas.

 

Todo este sistema de condicionamiento y manipulación de la clientela cae dentro del marco de la práctica fraudulenta para influir en los consumidores. Y ni hablar de otros factores como la calidad del producto, el precio al consumidor, etc., donde los clientes no tienen información suficiente para decidir adecuadamente y, eligen con la falsa premisa de su libre opción cuando en realidad otros han elegido por ellos.



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