martes, 16 de febrero de 2021

El primer símbolo cuaresmal


Sacramentos | Alexis Cifuentes

 




El primer símbolo cuaresmal

 

Este Miércoles de Ceniza tiene un gesto concreto: la imposición de la ceniza. Participar en la liturgia y acercarse para ser marcados en la frente con el signo de la ceniza indica -o debe indicar- nuestra disposición a vivir este tiempo cuaresmal a la escucha de la Palabra, en la práctica de la Misericordia, acogiendo el Proyecto de Jesús como una realidad urgente para nuestro tiempo.

 

Antes de la imposición de la ceniza celebraremos la Palabra de vida y esperanza para nosotros y para el mundo. Esa palabra que nos recuerda la necesidad de iniciar este itinerario cuaresmal con una clara sinceridad en lo que se refiere al modo cómo vivimos, lo que deseamos y buscamos, lo que ocupa espacio importante en nuestros corazones.


La necesidad de acoger el gesto con sinceridad de corazón, para que no sea un rito vacío, una repetición del mismo gesto del año pasado

 

Acercarse a escuchar la Palabra de Dios y llevar el signo de la ceniza en la frente expresa también la acogida del llamado de Dios a ser mejores, a reconducir nuestras vidas, la simbología del momento requiere la participación comunitaria. Esa manera de celebrar este gesto expresa la comunión entre nosotros, el reconocimiento que no todo anda bien en nuestras vidas. En comunidad indica también la solidaridad con los demás pecadores y quienes padecen las consecuencias del mal que hacemos. Todo esto con serenidad y confianza: nos convoca el Señor, compasivo y misericordioso.

 

Por eso, insistimos, en la necesidad de acoger el gesto con sinceridad de corazón, para que no sea un rito vacío, una repetición del mismo gesto del año pasado; no hay nada mágico en estar marcado con ceniza. Es un llamado, una propuesta, un compromiso. Una confianza del Señor que nos hace reconocer que Él cree en nosotros, que podemos hacer un mundo mejor, que podemos transformar signos de muerte en signos de vida.

 

Conversión, perdón, penitencia, gracia salvación, son palabras claves de este tiempo y que anuncian desde el miércoles el modo concreto de atravesar la cuaresma, camino de la Pascua. Las dos primeras lecturas tienen el sentido del día y del recorrido cuaresmal. Acoger la gracia de Dios nos permite llegar preparados al encuentro del Señor: ¡Es tiempo de gracia, tiempo de salvación!

 

El evangelio del día nos presenta a Jesús exigiendo autenticidad. Y lo hace desde tres realidades de la fe: ayuno, limosna y oración, que practicaremos en este tiempo con más intensidad, desde una vida interior que se realiza en la práctica concreta. No podemos engañar ni engañarnos en estos gestos, ellos deben responder a lo que somos, es el modo de ser testigo de la novedad de la salvación. No es redoblar la cantidad de ayunos, limosna u oración, es dar frutos de vida desde nuestra actitud interior, que lo que hacemos defina lo que somos.



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