Por una cultura de Paz

Cultura de Paz | Redacción ADH

Decálogo de la Paz

Con el tema de la Fraternidad Humana nuevamente la Iglesia pone el dedo en la llaga para que tomemos conciencia de la necesidad de mirarnos como una familia que, desde la fe, entiende que al ser todos hijos e hijas de Dios no hay otro camino para el futuro de la humanidad que no sea fraternidad. El mundo necesita paz, alegría, justicia, junto otros tantos valores muy concretos para alcanzar los propósito comunes de todos los pueblos.

Han surgido muchas propuestas, muchas prácticas que buscan la paz para el mundo. Ahora, en tiempos de pandemia, es necesario reconocernos, cuidarnos, apoyarnos y crear esa conciencia y sensibilidad social para buscar la Paz, necesitamos paz.

Y, de tiempo en tiempo, alguien nos hace reflexionar y mirar positivamente la necesidad de Paz. El decálogo a continuación forma parte de esas iniciativas que, dicho brevemente, nos dicen tanto sobre la paz.

Decálogo de la Paz

 

1.                Todas las personas tienen la misma dignidad y los mismos derechos.

 

2.                Toda persona es fundamentalmente buena.

 

3.                La vida es amor y  solidaridad, no egoísmo y competencia.

 

4.                Sin justicia no hay paz.

 

5.               No odiar nunca ni impulsar campañas anti-nadie. No consentir nada que discrimine o degrade al ser humano.

 

6.                Luchar por la justicia exige hacer propia la causa de los más pobres.

 

7.     Lo que no es bueno para todos no puede serlo para unos pocos. La humanidad es una y se hace tal por su constitutiva genética de fraternidad.

 

8.     Las razas, las religiones, las lenguas, las culturas y las patrias son relativas. Lo absoluto es: el amor a toda persona, el no querer el mal para nadie, el no explotar a nadie, el no humillar a nadie, el no engañar a nadie.

 

9.               La igualdad entre los pueblos se basa en el principio de un mismo rango y dignidad de todos y todas, en programar y resolver juntos las necesidades básicas de todos y todas, en respetar el Derecho Internacional y solucionar los conflictos con la razón y no con las armas.

 

10.          El progreso, que no es progreso de todos, no es progreso.