Desde los tejados | Manuel Maza, SJ. mmaza@pucmm.edu.do
Del ramo, brote la cruz, y
de la cruz, la luz
En un mensaje del 27 de febrero, nuestros obispos reconocían este valor dominicano: "el valor de ser luchadores... luchar ... como lo hicieron Juan Pablo Duarte y los Trinitarios, o… aquellos que han reclamado el cese de la impunidad y la corrupción a través de marchas y concentraciones."
Hay aspectos graves de la vida nacional que solo
se resolverán con una lucha digna, pacífica, firme y apegada a la ley. Debe
continuar el esfuerzo para garantizar que en la vida política partidista haya
menos clientes y más ciudadanos. Los partidos cuentan votos, pero a menudo no
cuentan con el pueblo partido. Hoy
Domingo de Ramos, las lecturas nos brindan respuestas para salir de esta
situación frustrante. Cuando Jesús se acercaba a Jerusalén, sus simpatizantes,
“alfombraron el camino con sus mantos y ramas”. No se resignaron a ser
espectadores. Con entusiasmo, apoyaron a Jesús gritando, “¡Viva! ¡Bendito el
que viene en nombre del Señor!
Los casos de corrupción indignante no nos deben paralizar. Cada cual, según su competencia, debe señalar cuáles son los principios, valores y opciones que nos conviene aplicar ahora y luego. ¡Ése es el ramo!
Pero a los judíos entusiastas de los ramos, les
faltó el compromiso. Les faltó el renunciar a sus propios intereses. Les faltó
ser como el Hijo, que “no se aferró a su categoría divina, al contrario, se
despojó de su rango” (Filipenses 2, 6 -11).
Tarde o temprano, el ramo de la participación se
convertirá en la cruz que hay que cargar. La cruz del reflexionar, organizarse y
proponer alternativas para incidir públicamente.
La lealtad de Jesús da sentido a nuestra cruz.
Celebremos Semana Santa junto a nuestra
parroquia para experimentar, cómo en la Pascua y en la vida, de la cruz brota
la luz.
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