viernes, 19 de marzo de 2021

La Plegaria: g) Intercesiones


Espiritualidad Litúrgica | Roberto Núñez, msc



g) Intercesiones

 

«Dan a entender que la Eucaristía se celebra en comunión con toda la Iglesia, celeste y terrena, y que la oblación se hace por ella y por todos sus fieles, vivos y difuntos…» (OGMR 79).

 

Arribamos al 2021 y abrigamos la firme esperanza de que podamos regresar a la normalidad de nuestra vida cotidiana y litúrgica. Y en nuestro recorrido por la Plegaria eucarística llegamos al penúltimo de sus elementos, las Intercesiones.


Nos daremos cuenta que en cada celebración estamos orando con el todo de la Iglesia y con todos sus miembros


Dice el Misal que las intercesiones «dan a entender que la Eucaristía se celebra en comunión con toda la Iglesia, celeste y terrena, y que la oblación se hace por ella y por todos sus fieles, vivos y difuntos, miembros que han sido llamados a participar de la salvación y redención adquiridas por el Cuerpo y Sangre de Cristo».

 

Los elementos claves aquí son: “en comunión” y el “todo”. Es decir, cuando una comunidad celebra la Eucaristía, no celebra aisladamente, sino que está unida a la Iglesia, desde el momento inicial hasta el último del futuro venidero. No celebramos aisladamente, por más distantes que podamos encontrarnos, sea geográfica o temporalmente.

 

Cuando aquí se nos habla de “en comunión con toda la Iglesia”, nos está diciendo que la Iglesia es una, como profesamos en el Credo.  Que cuando nuestros hermanos de las primeras comunidades celebraron la Eucaristía, que cuando nosotros celebramos hoy y que cuando celebren en los siglos venideros, es la misma Eucaristía que nos invitó a celebrar Jesús.

 

Y en ese todo no hay nadie fuera, independientemente lo hayamos conocido o que no lo conoceremos.  Es ese todo del proyecto salvífico de Dios que Jesús nos comunica. San Pablo nos habla de él “cuando todos seamos todo en Cristo”.

 

Con frecuencia notamos que la gente está muy afanada para que les mencionen sus difuntos en la Misa y creo que eso es consecuencia de no haber llegado a comprender plenamente lo que significan las intercesiones. Si logramos entenderlo, nos daremos cuenta que en cada celebración estamos orando con el todo de la Iglesia y con todos sus miembros, tanto de la tierra como del cielo, tanto del hoy como del ayer y el mañana. Y con esto no estoy diciendo que no se pongan intenciones.

 

Dice el P. Aldazábal sobre las intercesiones: «En la Plegaria Eucarística, desde la alabanza inicial brota espontánea la petición, “las intercesiones” que en su segunda parte se hacen por la Iglesia, por los oferentes y los que de alguna manera han sido protagonistas de la celebración (bautizados, confirmados, esposos, ordenados, difuntos)».[1]

 

Y el Catecismo afirma: «A la ofrenda de Cristo se unen no sólo los miembros que están todavía aquí abajo, sino también los que están ya en la gloria del cielo: La Iglesia ofrece el sacrificio eucarístico en comunión con la santísima Virgen María y haciendo memoria de ella así como de todos los santos y santas. En la Eucaristía, la Iglesia, con María, está como al pie de la cruz, unida a la ofrenda y a la intercesión de Cristo.

 

El sacrificio eucarístico es también ofrecido por los fieles difuntos "que han muerto en Cristo y todavía no están plenamente purificados" (Cc. de Trento: DS 1743), para que puedan entrar en la luz y la paz de Cristo... Presentando a Dios nuestras súplicas por los que han muerto, aunque fuesen pecadores,... presentamos a Cristo inmolado por nuestros pecados, haciendo propicio para ellos y para nosotros al Dios amigo de los hombres (s. Cirilo de Jerusalén, Cateq. mist. 5, 9.10)».[2]




[1] Aldazábal, José. Vocabulario básico de liturgia. CPL. Barcelona 2002. 194.

[2] CEC 1370-1371.

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