lunes, 8 de marzo de 2021

Lo opuesto a la pobreza es la dignidad


Vocacionales | P. Osiris Núñez, MSC





Lo opuesto a la pobreza es la dignidad

 

Siempre ha existido la pobreza, en algunos tiempos y lugares más categóricamente que en otros, y también con diferentes interpretaciones. Los avances en el estado de derecho han generado beneficios en favor de las grandes masas desposeídas, sin embargo, aún quedan muchas metas por alcanzar, pues aún no hemos sido capaces de lograr la justa distribución de los bienes y un estado de derecho equitativo. En algunos escenarios se ha querido justificar la pobreza, basándose en malas decisiones e irresponsabilidades estatales y personales, y quizás puedan tener alguna razón, pero la realidad es que la pobreza es un mal por naturaleza y atenta contra la dignidad del ser humano.


 

Con el Proyecto Noches Dignas, aspirábamos a conseguir 50 camas para familias que dormían en condiciones inhumanas



El Magisterio de la Iglesia nos dice claramente: si pobreza significa una situación de necesidad obligada o la desposesión de todos los medios necesarios para la vida, entonces sí: la pobreza es un mal. El mero hecho de que una parte de la humanidad se muera de hambre y que otra esté desperdiciando los alimentos que le sobran es un escándalo y un pecado que clama al cielo. La invitación evangélica que Jesús nos hace es a practicar la solidaridad y la misericordia con aquellos que la necesitan.

 

El Catecismo de la Iglesia Católica en el 2443 dice claramente: Dios bendice a los que ayudan a los pobres y reprueba a los que se niegan a hacerlo: “A quien te pide da, al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda” (Mt 5, 42). “Gratis lo recibisteis, dadlo gratis” (Mt 10, 8). Jesucristo reconocerá a sus elegidos en lo que hayan hecho por los pobres (Cf. Mt 25, 31-36). La buena nueva “anunciada a los pobres” (Mt 11, 5; Lc 4, 18)) es el signo de la presencia de Cristo.

 

En el 2443 nos dice: el amor de la Iglesia por los pobres pertenece a su constante tradición. Está inspirado en el Evangelio de las bienaventuranzas, en la pobreza de Jesús, y en su atención a los pobres. El amor a los pobres es también uno de los motivos del deber de trabajar, con el fin de hacer partícipe al que se halle en necesidad.

 

San Juan Crisóstomo decía: no hacer participar a los pobres de los propios bienes es robarles y quitarles la vida. Es necesario satisfacer ante todo las exigencias de la justicia, de modo que no se ofrezca como ayuda de caridad lo que ya se debe a título de justicia.

 

El compromiso cristiano de practicar las obras de misericordia tanto espirituales como corporales, es un imperativo categórico para la vivencia de la fe que profesamos. No podemos hacer grandes cosas, pero cuando unimos nuestras fuerzas se puede hacer mucho bien.



Proyecto Noches Dignas


Les comparto lo realizado en nuestra Parroquia San José Obrero de Villa Jaragua, Clavellinas, Los Ríos y parte alta de la sierra de Neiba. Un Domingo los niños de la catequesis pidieron que los llevara a donde un amiguito, para compartir lo reunido en una caja solidaria de la catequesis. Al llegar y ver la precariedad en la que vivía esa familia, tomamos la iniciativa de promover el Proyecto Noches Dignas, con el cual aspirábamos a conseguir 50 camas para familias que dormían en condiciones inhumanas.


El proyecto tuvo tan buena acogida que pudimos dignificar las noches a 120 familias. Una cama nueva no va a sacar a una familia de la pobreza extrema, pero una cama para niños que duermen en pisos de tierra y ponen de colchón un poco de hojas de guineo o cartones para dormir cada noche, realmente es un aporte valiosísimo a la dignidad de esas personas beneficiadas.


La distribución desigual de los bienes va a existir por largo tiempo. Debemos aspirar a una sociedad más justa. Cuando la pobreza le quita la dignidad a la persona, es un pecado ante el cual el cristiano no puede callar y quedarse inactivo. ADH 854



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