Lectura Orante | P. Marcos Plante,
msc
El náufrago y salvación de todos en la isla de Malta
Otro momento de
la aventura sobre el mar en furia y rescate en la isla de Malta. Hechos
27,39-28,10. Es interesante ver como Pablo es protagonista de esta salvación de
los naufragados.
1°
Interpretación del texto:
Por fin,
amaneció después de una noche infernal en el remolino de una tempestad, y al
descubrir una bahía, el capitán intentó lograr alcanzar la playa de una isla
que, más tarde, resultó ser la isla de Malta. Para llegar a la playa sin
hundirse, soltaron las anclas y las dejaron caer en el mar, luego izaron la
vela de proa y a favor del viento se dirigieron hacia la playa. Pero, por
desgracia, chocaron con un banco de arena y se encalló el barco entre dos
corrientes de agua que lo destrozaba. No quedó otro remedio que tratar de
salvarse tirándose todos al mar. El oficial se esmeró a que no maten a los
presos, pues sería el fin del viaje de Pablo. Así y a pesar de las olas,
ayudándose de los escombros del barco destrozado, todos llegaron a tierra sanos
y salvos. Una vez en tierra, los nativos de Malta trataron con solicitudes a
los naufragados. Como hacía frio, se encendió una fogata para calentarse.
Pablo, recogiendo leña para el fuego, fue mordido por una víbora que no lo
soltaba. Los nativos pensaron en un castigo del cielo; pues, este hombre Pablo
es ciertamente un criminal. Pero Pablo sacudiendo la mano, arrojó la víbora al
fuego sin sufrir daño alguno. Entonces el pensamiento se les cambió; Pablo era
un dios. Fue invitado en la casa del gobernador de Malta, llamado Publio. Su
padre estaba en cama muriéndose. Pablo orando por él, le impuso las manos y lo
sanó. Se adivina el final con una sesión de múltiples curaciones y la gratitud
de los habitantes de la isla.
2° Meditación:
¿Qué pensar de
todo esto? Pablo es el héroe del rescate de toda una tripulación, del grupo de
soldados y su oficial y de todos los presos. El preso Pablo da las
instrucciones del mismo modo que evangeliza a las naciones. Y una vez en
tierra, él mismo recoge leña, sobrevive a la mordida de una víbora y sana a un
moribundo. Son señales evidentes de la mano de Dios y de lo que procura ser,
sin duda, la primera evangelización de los habitantes de la isla. Añadiría
también, la evangelización de la tripulación, de los soldados y de los presos.
Para nosotros es una invitación a la evangelización sin miedos.
3° Oración:
“Los que
surcaban el mar con sus barcos y comerciaban atravesando el inmenso mar,
contemplaron las obras del Señor, sus maravillas en medio del océano. Entonces
él ordenó que se levantara un temporal e hizo que las olas se encresparan.
Subían a los cielos, bajaban al abismo; atormentados por el mareo, tropezaban y
se tambaleaban como borrachos, de nada les servía su pericia. Pero clamaron al
Señor en su angustia, y él les salvó de su aflicción”. Salmo 107, 23-28.
Gracias, Señor, porque cuando todo tambalea en nuestra vida, tú estás allí.
4°
Contemplación:
Llega un
momento en que todos piensan que van a morir. Se ve alguna esperanza al
amanecer percibiendo una playa a lo lejos, pero todo termina con la destrucción
del barco en un banco de arena entre dos corrientes de agua. ¿Cómo salvarme?
Hay una tabla que flota y me agarro a ella hasta llegar a tierra y todos
conmigo consiguen salvarse de las olas. En tierra, otra aventura para Pablo con
la víbora que lo muerde. Los nativos decretan la muerte de Pablo por ser
criminal, pero éste se ríe de la víbora y la quema en la fogata donde todos se
calientan por el frio. Se vuelve un héroe y, más todavía, al curar al padre
moribundo del gobernador Publio, Pablo se gana el premio del evangelizador. ADH
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