sábado, 20 de marzo de 2021

Ya me vacuné


Opinión | Luis Rosario/Fundación Salesiana Don Bosco




Ya me vacuné

 

Hay temas que son de interés común, como lo es la vacuna contra la actual pandemia. No es fácil despreocuparse de un tema que se ha vuelto tendencia a nivel mundial, pues nos toca a todos por igual y ha adquirido un grado de importancia capital.

 

Cuando yo era niño este tipo de cosas no me preocupaban tanto, pues sabía que de una u otra forma mis padres le encontrarían una solución.

 

Ahora sé que la solución nunca estuvo en manos de mi padre ni de mi madre, sino en las manos de Dios y que existe un riesgo permanente que nos exige a todos poner un poco de nuestra parte para alcanzar una solución.

 

El análisis de esta emergencia sanitaria nos permite asumir la vida como un riesgo y enfrentar los momentos difíciles con espíritu de hidalguía y esperanza, porque sabemos, que lo quieras o no, la vida de una persona está en manos de su Creador, y es Él, el que nos conduce a afrontar las pruebas con serenidad y paz.

 

Yo soy de los que creen que por grande que sea un problema que tengamos que enfrentar, el Señor está presente y no nos abandona. No solamente eso, sino que a través de la fortaleza que recibimos de Él podemos ayudar a otras personas a comprender el valor de la vida y convencernos de que solamente en el Señor hay respuesta a los problemas que nos angustian.

 

Vacunarse no es solamente recibir un punchón doloroso en al - guna parte del cuerpo, sino sobre todo inyectar también nuestra vida espiritual para que tenga mayor plenitud y así inmunizarnos contra la falta de caridad que actúa negativamente a nuestro alrededor. Y es que lamentablemente de las enfermedades del alma menos gente se preocupa y prefiere poner su atención en las cosas que se ven por fuera.

 

Ya me vacuné y mi deseo sería que nos vacunáramos todos, pero no sólo contra las enfermedades corporales, sino también y, sobre todo, de las espirituales, ya que estas son más dañinas y difíciles de erradicar, y a la larga, el cuerpo solo lo tendremos por unos añitos, pero el alma será nuestra verdadera imagen para toda la eternidad.



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