martes, 13 de abril de 2021

El nuevo quehacer periodístico


Comunicación | Mons. Raúl Berzosa





¿Qué caracteriza el nuevo quehacer periodístico?


En el Día nacional del Periodista (5-4-2021), Mons. Raúl Berzosa presidió la Eucaristía que contó con la presencia de la presidenta del Colegio Dominicano de Periodistas, Mercedes Castillo y otros miembros de la entidad. En su homilía, dio claves para caracterizar el periodista contemporáneo (él también es periodista y ha ejercido el oficio).


Han cambiado mucho las formas y los contenidos periodísticos. De la galaxia Gutenberg hemos pasado al planeta internet. De llamarse medios de comunicación social a prevalecer su aspecto de redes sociales. Estamos, como lo está la sociedad en su conjunto, en un cambio de época. ¿Qué caracteriza el nuevo hacer periodístico?... Insinúo algunas de sus claves en forma de decálogo:

 

1.- Hoy se prima el transmitir emociones efímeras, y no tanto contenidos de fondo. Estamos en la era del consumidor tecno-líquido que lee menos de cien caracteres.

 

2.- En esta época de la postverdad, somos deudores y estamos hipotecados por lo “informacional”, es decir, por el número de seguidores… Con el agravante del dudoso criterio “me gusta/no me gusta”.

 

3.- Desde lo informacional, corremos el peligro de constituimos en familias, grupos o tribus de micropoder, donde cada cual alimenta sus propias redes, elige sus favoritos, y selecciona, resta, y suma sus micromundos.

 

4.- Las redes alimentan el Big-Data, o gran hermano, que, al controlar, en tiempo real, el gusto y las preferencias de los destinatarios, produce y distribuye muchas veces, en el mundo de la comunicación, tan sólo lo “políticamente correcto” de la cultura hegemónica con pretensiones de ser la única.

 

5.- La flexibilidad, la inmediatez, y el presentismo del periodismo de redes y de chats, favorecen la narración de historias breves y que no dejan apenas huella, y de historias visuales más que escritas.

 

6.- La ley que se impone es el “compartir” por el “compartir”. No importa tanto lo que se comparte, los contenidos, como el ritual mismo de compartir, en una vorágine que resta tiempo al tiempo e impide un necesario juicio sereno y equilibrado.

 

7.- A veces los periodistas nos estamos reconvertiendo en una especie de “hackers”, siempre desvelando lo encubierto o traspasando lo que se cree inaccesible y prohibido.

 

8.- El macropoder de las nuevas tecnologías mediáticas está cada vez más controlado y concentrado en pocas manos y en lobbys económicos e ideológicos. Siempre ha sido muy difícil y arriesgado ser periodista comunicador; hoy, lo es aún más. Nadamos entre dos aguas o estamos cruzando dos fuegos constantemente: el de los ciudadanos a quienes servimos y el de los propietarios de los grandes medios.

 

9.- Se ha perdido lo diacrónico, es decir, el relato; con frecuencia, nos limitamos a elaborar mensajes errantes sin ofrecer narraciones vivas; expresamos instantes fugaces y no tradiciones vivas y con raíces.

 

10.- Somos, en resumen, en esta sociedad de “arenas movedizas” como profesionales errantes o nómadas de las redes; trabajando más bien con lo efímero, y atrincherados en nuestras fuentes a veces muy cuestionables y cuestionadas.

 

A pesar de todo, aquí estamos. Sirviendo a una sociedad que nos necesita para ser sociedad libre, abierta, plural y democrática. Aquí estamos como profesionales que saben y desean unir la información veraz con la ética. Aquí estamos arriesgando nuestras vidas y a las de nuestros seres queridos. Por eso es tan injusto como lamentable que se nos puede calificar a todos bajo un solo parámetro negativo, sin diferenciar a los verdaderos y genuinos profesionales de los que son falsos, corruptos, y manipuladores comunicadores, sin titulación y sin ética.

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