miércoles, 26 de mayo de 2021

¡Aprendiendo a ser Mamá!


Día de las Madres | Sandy Yanilda Fermín





¡Aprendiendo a ser Mamá!

 

Si vas a mi casa, encontrarás juguetes en cualquier lugar. Si te acuestas en mi cama, podrías tropezarte con una muñeca, un carrito o un avioncito. En ocasiones, mi cama se convierte en una pista de carros o de aterrizaje. La imaginación de los niños es tan hermosa, que nos hace felices, y más cuando disfrutan de su inocencia y creatividad.

 


Cuando nos convertimos en madres por primera vez, no tenemos un ensayo previo de cómo hacer sonreír a nuestros hijos, de cómo cuidarlos. Simplemente nos sale desde el fondo de nuestro corazón y, al momento de embarazarnos, Dios coloca por default un chip, que se llama: “Instinto maternal”. El ser madre, hace que nosotras dejemos de ser nosotras mismas, para convertirnos en un arcoíris que inicia y no termina jamás, porque desde el cielo, muchas madres, continúan cuidando a sus hijos.

 


Cuando mi hijo mayor iba a nacer, me hacía muchas preguntas:

 

·       ¿Podré cuidarlo si se enferma?

·       ¿Podré despertarme cuando llore?

·       ¿Podré identificar cuando tenga hambre? ¿Podré cocinarle comidas que no le hagan daño? ¿Podré mantener la higiene que implica un bebé recién nacido?

·       ¿Lo podré acurrucar?  ¿no se me caerá? ¿Lo bañaré bien?, etc., etc.

 


Cuando él nació, simplemente, le di muchas gracias a Dios por enviarlo, y no sólo por él, sino por mis cinco hijos que él me regaló.  Mi madre respondió muchas de esas preguntas. Haciendo esta reflexión, me comparé con mi mamá y mis abuelas, donde sin querer, me ayudaron a ensayar en mi vida el ser Mamá. Me gustaría destacar esos maravillosos momentos que fueron inolvidables para mí:

 


Mi abuela materna: Cariñosamente “Mamá”. La recuerdo muy alegre, enérgica, trabajadora y muy luchadora. Recuerdo su bata blanca con bolitas negras, con dos bolsillos, donde colocaba los palitos para tender ropas. Su chancleta y su pincho al lado. Y lo mejor, el olor de su comida y el sabor rico de sus habichuelas. Cuanta nostalgia retiene mi alma, por ti Mamá. Sé que, desde el cielo, nos sigue amando a todos.

 


Mi abuela paterna: Muchos de nosotros, les decíamos abuela. Por ella, aprendí a amar a nuestra madre María y a cantarle el Ave María a mis hijos. Recuerdo su tenacidad con el trabajo fuerte en el campo y su amor familiar. La recuerdo barriendo el patio con la escoba de ramos. Cierro los ojos y la veo prendiendo el fogón con leñas y colando ese cafecito con el colador de tela.  La escucho, llamándonos a comer en la enramada, al medio día. Había una mesa larga y la cotorra diciéndole: ¡“Pascualita” …! Es como si estuviera allá en vivo, viendo las gallinas y sus pollitos, comiendo los granos de arroz que dejábamos caer al suelo. Nos vemos en la eternidad, Abuela.

 

 

Mi madre: Cariñosamente “Ne”. El recuerdo de niña que tengo de ella, es de una mujer y una madre visionaria, trabajadora, luchadora, emprendedora, con temor de Dios. Nos enseñó a orar, a cantarle a Dios, a buscarlo, a visitar la iglesia y sobre todo a leer la Biblia y a amar a la Virgen María. Gracias a ella, por dedicarnos su tiempo y su amor incondicional. También, gracias a sus amenazas, como: “cuando yo llegue, que encuentre todo como un diamante”, somos hoy, lo que somos, mis hermanos y yo. Algo importante, ha mantenido el matrimonio y la unión familiar.

 


Yo como madre: Soy una mezcla de todas, me siento orgullosa de serlo. Muchas gracias a Dios, por tener una generación bendita de madres inigualables.

 


Y tú, ¿Eres un pedacito de cielo, de cada una de nuestras madres y abuelas?

 


Felicitamos y admiramos, el amor de madre que realizan: las abuelas, las señoras que dejan de cuidar sus hijos, para cuidar los nuestros. Las tías, las hermanas mayores, las profesoras que marcaron nuestras vidas con su amor y dedicación, las enfermeras que cuidan a muchas madres, las parteras en los campos, las vecinas u otras personas que han servido de ahínco y apoyo a muchos niños que tuvieron la oportunidad de tenerla como madres y de cuidar de ellos.

 


Todos los días, son días nuestros. Todos los días, nosotras las madres, jugamos nuestro papel importante en la vida de nuestra familia. ¡Dios bendiga a todas las Madres de nuestro País!

 


Pie de Foto: En el centro, la madre,  Minerva de Jesús (Doña Ne), a su izquierda, la autora del tema: Sandy Yanilda, a su derecha: Victoria Sobeyda.


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