Laudato Si’ Generaciones | Fray Víctor Treminio, OFM
El clamor de la Tierra
Pequeños cambios de estilo de vida que te ayudarán a darte cuenta de que 'el grito de la Tierra es el grito de los pobres'
Mi nombre es Víctor Treminio, pero muchos me
conocen como Fray Víctor. Soy fraile franciscano desde 2016 y estoy feliz de
servir a Dios con todo mi corazón.
Me siento feliz dentro del carisma franciscano,
que me ha ayudado a vivir mi relación con Dios como nunca antes.
Había aprendido a rezar en capillas o en templos
cerrados frente a imágenes sagradas, a veces con oraciones dadas en instrucción
sacramental.
Fray Víctor Treminio
Pero cuanto más vivía el carisma franciscano, más
comenzaba a rezar con la belleza de los atardeceres y a contemplar la ternura
de Dios en el canto de los pájaros.
Con los frailes aprendí a trabajar la tierra y a
vivir, con paciencia, el hermoso proceso de la siembra del maíz en nuestra
hermana, la Madre Tierra. Un signo del amor de Dios.
Sin embargo, aun con todo, no estaba atendiendo
plenamente a una verdadera conversión ecológica porque la conversión es
integral, ya que es una fuerza que atiende todas las dimensiones de nuestra
vida.
Es cierto que había comenzado por lo espiritual,
pero faltaban las otras dimensiones necesarias: la humana, la económica y la
política.
Aquellas facetas de nuestra vida que involucran a
nuestros hermanos, los más necesitados, que son el cuerpo de Cristo. Poco a
poco fui comprendiendo que “el grito de la tierra es el grito de los pobres”.
La misión que llevamos a cabo con mi fraternidad
hacia la Jornada Mundial de la Juventud en enero de 2019 me ayudó mucho en
esto. Allí pude conocer a muchos jóvenes del Movimiento Católico Mundial por el
Clima, de quienes pude conocer tantas iniciativas inspiradas en el mensaje del
Papa, y pudimos unirnos para lanzar la Generación Laudato Si '.
Estaba tan lleno de esta experiencia que, a partir
de ese encuentro, decidí tomarme en serio mi conversión ecológica en todos los
sentidos.
Me organicé con mis hermanos y hermanas y
comenzamos a usar y vender cepillos de bambú de nuestra fraternidad, así como
champús naturales. Logramos clasificar la basura y reciclar todo el papel de la
casa.
También pudimos plantar y hacer abono en casa.
Pudimos dar un paso más cuando nos unimos, con la juventud de la universidad, a
participar los viernes en las huelgas climáticas con carteles reciclados, mis
hermanos con guitarras y yo con ukelele para poder cantar esa canción de
“Francisco: Laudato Si '”, con mucha más fuerza en el aniversario de la
encíclica.
He visto el paso de Dios en tantos jóvenes que se
unen al amor por la creación y por los pobres.
Juntos logramos realizar caminatas ecológicas,
bendecir animales y semillas, y brindar formación para la Temporada de la
Creación y para la espiritualidad ecológica. Hoy vivo mi sueño de ser hijo de
Francisco de Asís y espero seguir cantando hasta ver nuevos cielos y una nueva
tierra.
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