Vida Consagrada | Equipo CLAR
Presentación Congreso Virtual de la CLAR
La Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR)
sigue ofreciendo información para la participación en el Congreso Virtual Continental
de la Vida Religiosa, que se realizará los días 13 a 15 del mes de agosto, con
el tema: Hacia una Vida Religiosa Intercongregacional, Intercultural e
Itinerante.
“Como discípulos, queremos hacer realidad los sueños
que nos hermanan, y en escucha cordial, hoy más que nunca, queremos hacer todo
y sólo lo que Él nos diga”. Inspirada por sus raíces,
la CLAR encuentra en las Bodas de Caná iluminación para el camino de
seguimiento de Jesús, con el anuncio de toda la Iglesia: ¡Ya es hora de la
sinodalidad!
Antecedentes del Congreso
Venimos de caminar como hermanas y hermanos,
conscientes de que la sinodalidad configura el rostro de la Iglesia. Escuchamos
el eco de los pobres, de la tierra y seguimos viviendo una pandemia que
trastoca la cotidianidad y revela con inclemencia las brechas sociales de
nuestros pueblos.
La andadura de estos años, ha estado marcada por
la certeza de que “ya es la hora” y hoy más que nunca, estamos llamadas/os a
desentrañar la vocación profética y misionera de nuestra identidad, conscientes
de que estamos convidadas/os a una travesía intercongregacional, intercultural
e itinerante.
Descripción del logo
El horizonte es amplio, la complejidad de la
realidad en el Continente parece permearlo todo en tonos claro oscuros. De un
lado nuestras frágiles democracias, la fuerza avasalladora de la corrupción, la
crisis sanitaria y la inclemente pobreza, fruto de sistemas económicos que
niegan la dignidad humana y el bien común. De otro lado, ese terco fluir de la
vida, la organización comunitaria y las redes de solidaridad; la indignación
creciente que conduce a la movilización y el canto resistente por la vida.
En ese círculo vital y pascual, Dios Trinidad
irrumpe, hecho relación y buena noticia, capaz de movilizarnos y ponernos en
camino.
Al centro, como recordándonos que la Vida
Religiosa es misión, está la barca de nuestra travesía pascual y en ella, Jesús
nos recuerda que no hay nada que temer, que urge caminar o zambullirse,
implicarse y comprometerse. Dado que somos Pueblo de Dios, portadores de la
misma dignidad. Y por el camino, todos vamos en marcha, hermanos en la
diversidad.
Más conscientes de nuestro rostro intercultural,
más ávidos de experiencias y procesos de intercongregacionalidad, más urgidos a
la itinerancia, que evidencie el sentido de una vocación que alcanza su
plenitud en la mística, la profecía y la misión.
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