Matrimonio y Familia | Amigo del Hogar
La pareja es familia en sociedad
El matrimonio y la familia son instituciones
presentes en todas las culturas en razón del importante papel que cumplen;
efectivamente, en la humanización de las personas, la familia realiza una
función insustituible. La experiencia multisecular de la humanidad subraya el
relieve de ese cometido, como ha sido puesto de relieve por autores de diversas
procedencias. Por ejemplo:
Según el diseño divino «la familia constituye el lugar
natural y el instrumento más eficaz de humanización y de personalización de la
sociedad
Aristóteles sostiene que la familia es la
comunidad establecida por la naturaleza para atender las necesidades
cotidianas. Casi simultáneamente, el filósofo chino Meng Ke (romanizado como
Mencius) decía que la raíz de un reino se encuentra en el Estado. La raíz del
Estado se encuentra en la familia. La familia es el elemento natural y
fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del
Estado. Los autores que han estudiado la evolución de las civilizaciones ponen
en evidencia que el orden social tiene su fundamento en la familia, y que su
auge y decadencia derivan de la solidez de los valores familiares que secundan.
San Juan Pablo II, en su Discurso al Foro de las
asociaciones familiares, recuerda que la preocupación por la familia es «uno de
los ejes transversales de toda la acción evangelizadora de la Iglesia».
El
matrimonio y la familia no pueden considerarse como realidades meramente
privadas: tienen una importante dimensión relacional y social, también en el
marco de la salvación. De hecho, tanto el sacramento del matrimonio como el del
orden sagrado «están ordenados a la salvación de los demás. Contribuyen
ciertamente a la propia salvación, pero esto lo hacen mediante el servicio que
prestan a los demás. Confieren una misión particular en la Iglesia y sirven a
la edificación del Pueblo de Dios».
La Sagrada Escritura y la Tradición de la Iglesia
consideran la familia como la primera y fundamental sociedad humana, titular de
derechos naturales y únicos, y la estiman como la cuna de la vida social y de
todas las cuestiones que le atañen. A la luz de estas enseñanzas, la Iglesia ha
destinado hermosas y amplias páginas a la institución familiar, también por lo
que respecta a su función social, indicándola como célula vital de la Iglesia y
de la sociedad. Según el diseño divino «la familia constituye el lugar natural
y el instrumento más eficaz de humanización y de personalización de la
sociedad: colabora de manera original y profunda en la construcción del mundo,
haciendo posible una vida propiamente humana, en particular custodiando y
transmitiendo las virtudes y los “valores”».
La familia, por ende, está llamada a ser
protagonista de la convivencia social, mediante los valores que contiene y
transmite, a través de la participación de sus miembros en la vida de la
sociedad. Familia y sociedad están estrechamente vinculadas por nexos vitales y
orgánicos, en cuanto la primera constituye el fundamento y la fuerza vital de
la segunda por su servicio a la vida humana en su totalidad:
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