Mujer Iglesia Mundo | Osservatore Romano
La riqueza de la Iglesia
No contaremos en este número de ‘Donne Chiesa Mondo’
quiénes son las religiosas de hoy. No podríamos hacerlo. Las religiosas suponen
tres cuartos de los miembros de la Iglesia, son sus pilares y su alma. Y están
repartidas en los cinco continentes llevando a cabo las más variadas funciones.
El objetivo de este número es menos ambicioso, pero
igualmente importante. Queremos poner de relieve la contradicción entre la
realidad de las religiosas y la forma en la que aún se las ve desde una gran
parte del mundo laico y de la Iglesia. La contradicción entre un imaginario,
-construido por la literatura, la historia, el cine o la televisión-, y el
papel concreto que tienen en la sociedad. La contradicción entre la modernidad
de su presencia y la imagen anticuada que se les atribuye.
En estas páginas se hallan las historias de las nuevas
religiosas, las que viven su vocación en el mundo, sin rechazar los dones del
progreso, sino haciéndose partícipes de ellos y son capaces de conciliarlos con
la oración y con la meditación. Religiosas que desde la clausura hacen del
silencio productivo, y gracias a las nuevas tecnologías, un consuelo nuevo para
los que sufren.
Se halla, sobre todo, una ruptura con el imaginario de
la religiosa sumisa y marginada, obligada por la familia, silenciada por la
jerarquía eclesiástica, excluida de los centros de la vida económica, social y
cultural. Ya no es así. Las religiosas de Monza, las jóvenes que se quedan
solteronas y que optan por la vida religiosa como una tabla de salvación o las
jóvenes obligadas por la familia a entrar en un convento, son parte de la
literatura y parte de la historia pasada. No son el presente.
Un cambio enriquecedor
El camino hoy es otro y ya ha sido transitado en parte
por religiosas que ocupan puestos de excelencia o decisivos en la gestión de la
sociedad. Y por consagradas y religiosas que ya han construido los pilares de
una vocación moderna. Se halla en este número, porque es bueno recordar, el relato
de lo que eran las religiosas, hasta hace unos años, para la literatura, para
el cine o para la televisión.
Tenemos la impresión de que, incluso en las jerarquías
eclesiásticas, todavía hay quienes no han notado el cambio. ¿Y quién tiene
miedo? Quien no tiene la intención de acoger la nueva riqueza que proviene del
mundo de las religiosas. Quien prefiere pensar en ellas con viejos esquemas. El
miedo a las mujeres se ha manifestado en la Historia y en la historia de la
Iglesia de diferentes formas. Hoy se manifiesta cerrando los ojos a un cambio
que ya existe y del cual la Iglesia podría enriquecerse, por el bien de todos,
no solo de las mujeres.
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