Cultura y
Vida | Lic. Pedro B. Grullón T., LMSC
Deportes, la ciencia y los millones
El deporte,
que es una actividad física, como juego o competencia implica entrenamiento y
sujeción a disciplina. Es recreación, diversión o ejercicio físico. En ese
sentido toda persona sensata ve su importancia. Se desvirtúa cuando se le
mezclan algunos factores extraños: consumo de sustancias tóxicas, apuestas y
pagos injustos exiguos o exorbitantes. Esto último ocupa el meollo de este escrito
de alerta. Es lo que daña los hogares.
Los Juegos
Olímpicos tienen lugar en verano y en invierno y sus objetivos, en última instancia,
son el desarrollo personal y la paz mundial a través del deporte
El deporte tiene
como fecha clave el año 776 ac, en Grecia, con los juegos olímpicos. Durante su
celebración se paralizaba la vida pública. Se suspendía toda actividad. Los
juegos eran un acercamiento entre los Estados Griegos. Un aspecto destacado de
los juegos era la tregua Sagrada. Suponía la prohibición de toda actividad bélica
durante los juegos.
En el siglo
XIX surgió la idea de realizar unos eventos similares a los organizados en la antigüedad.
La primera edición de los llamados juegos Olímpicos de la era moderna se llevó
a cabo en el auge de la investigación científica que experimenta la humanidad.
Entre los
deportistas con sumas millonarias, los medios reportan muchos excesos y pérdidas
de vidas.
Muchos
beneficiarios con sumas astronómicas se miran en un espejo multiforme con vías múltiples,
indefinidas e interminables. Muchos se
confunden y se alocan. La asesoría de especialistas en la conducta humana es
necesaria en esa etapa.
Algunos países,
como Argentina, se quejan de que hay científicos o interesados en la ciencia que
no hallan trabajo adecuado para su labor y emigran, mientras todo el interés se
dedica al fútbol, como revela la investigación de Diana Valera Sánchez: "Fuga
de Cerebros Argentinos: Causas y Consecuencias de un Fenómeno que
Continua."
En esa
tesitura, lo más importante son las sugerencias que se deriva de toda esa vorágine.
Y una de las sugerencias más valiosas, entre otras posibles medidas filantrópicas,
es la inversión directa o indirecta de un significativo porcentaje del dinero
excesivo a los deportistas y que se dedique a la investigación científica para
beneficio de la humanidad. Otra opción podría ser auxiliar personas, entidades
y centros de ayuda a necesitados en todo el mundo para mejorar sus condiciones.
Si se
pensara más en la armonía de los hogares, no se les asignaran sumas exorbitantes
a deportistas ni a nadie, en el ámbito social público. En la empresa privada,
tienen topes salariales, pero las finanzas son excesivas para las “estrellas”
de los deportes.
La posesión
excesiva constituye un problema o genera una serie de problemas. Y muchas veces
eso mismo aleja de los auténticos valores y podría desviar de lo más
importante: el objetivo que debe animar el deporte, aficionado y profesional,
que se exalta en el espíritu olímpico. Hace poco el papa Francisco se refirió
al valor del deporte, en el contexto de competencias internacionales.
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