jueves, 8 de julio de 2021

Dimensión “profética” de religiones

Actualidad | Jaime Tatayjunio

 

La Agenda 2030 para el desarrollo y las religiones (II)*

 



Dimensión “profética” de religiones

 

El autor valora los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos el año 2015 en la Agenda 2030, que reflejan un amplio consenso internacional respecto de los grandes retos que enfrenta la humanidad en el siglo XXI. Desde esa visión, Tatayjunio propone diez motivos que justifican la implicación confesional. La primera razón es la dimensión profética, que presentamos a continuación.

 

La injusticia que genera la degradación de la naturaleza ha sido la entrada principal al debate ecológico para las grandes religiones. En el caso de las religiones bíblicas, la denuncia de la degradación social ligada al deterioro ambiental resuena con la tradición profética.[1] Si los profetas de Israel clamaron ante la corrupción de las relaciones sociales, económicas, políticas y religiosas de su época, hoy día esa denuncia se extiende también a la relación con la creación y, de forma indirecta y diferida, a nuestra relación con las futuras generaciones y con el prójimo lejano.

 

No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socioambiental

 

Tras la revolución tecnológica y la acelerada globalización económica y cultural de las últimas décadas, el círculo de consideración moral no puede restringirse ya al tiempo presente ni a nuestra pequeña comunidad local. El limitado marco espaciotemporal de la ética ha quedado desbordado de forma irreversible. La proliferación de armas de destrucción masiva y el peligro de un holocausto nuclear en la segunda mitad del siglo XX puso ya sobre la mesa con toda su crudeza la radical novedad que la era tecnológica introducía en la ética y la política convencional.

 

En la era del antropoceno[2], la era geológica en la que el ser humano se ha convertido en la principal fuerza de transformación planetaria, la denuncia profética resulta crucial. A esta conclusión han llegado, por ejemplo, el judaísmo: «Instamos a quienes se han centrado en la justicia social a que aborden la crisis climática, y a quienes se han centrado en la crisis climática a que aborden la justicia social»[3].

 

Las tradiciones religiosas proponen un ejercicio de «doble escucha» – de la tierra y de los pobres, del momento presente y de la historia pasada, del contexto local y de la dinámica global, de los signos externos y de las pulsiones internas – que complementa los análisis meramente técnicos. Así lo afirma Francisco en Laudato si’: «Es fundamental buscar soluciones integrales que consideren las interacciones de los sistemas naturales entre sí y con los sistemas sociales. No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socioambiental» (LS 139).

 

1.      Cfr H. Marlow, Biblical Prophets: Contemporary Environmental Ethics, New York, Oxford University Press, 2009. 

2.     Cfr. P. J. Crutzen, «Geology of Mankind», Nature, n. 415, 2002, 23. 

3.     A Rabbinic Letter on the Climate Crisis, 29 de octubre de 2015. Cfr D. Howard, «Una dichiarazione islamica sul cambiamento

 

Publicación en:

https://www.laciviltacattolica.es/2021/06/25/la-agenda-2030-para-el-desarrollo-y-las-religiones/

 

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