Biblia | William Arias
El camino sinodal
de la Iglesia Dominicana
El tema de la sinodalidad
campea por todos lados, dentro de la órbita eclesial en el mundo entero. Entre
nosotros también han comenzado a escucharse voces, encuentros, escritos y
reflexiones en cuanto al tema en cuestión. Pero lo interesante es que al
adentrarnos al tema vemos que mucho de lo que se pretende ha sido camino andado
entre nosotros, pues sinodalidad significa: caminar juntos, hacer camino
juntos, y esto es algo que tanto a fina-les del siglo pasado, como al
principio de este, como Iglesia, hemos hecho.
Dos acontecimientos han
marcado lo que podríamos bien señalar como parte del camino sinodal de la
Iglesia en la República Dominicana. Uno es el I Concilio Plenario Dominicano y
el otro es el Plan Nacional de Pastoral. Dos realizaciones de nuestra Iglesia
por las cuales, desde hace buen tiempo, vamos caminando juntos en cuanto a lo
que rige y manda jurídicamente, y en cuanto a lo que se quiere y se hace
pastoralmente.
En el 1985 la Conferencia
Episcopal Dominicana, con la autorización de la Santa Sede, convocó al I
Concilio Plenario Dominicano. Este requirió de una larga preparación en base a
consultas, reuniones, búsqueda de informaciones, documentos preliminares y de
trabajo, etc., realizándose la primera sesión en 1990 y luego, en cinco
restantes, siendo reconocidas sus conclusiones por la Congregación de los
Obispos en el 1999 y publicado el documento final en el año 2000. Este es un
compendio en donde participaron todas las Iglesias particulares del país hasta
ese momento, representadas por sus Obispos y representantes de las mismas,
hasta llegar a un consenso de lo que debe y cómo tiene que ser el quehacer de
la Iglesia Católica a lo largo y ancho de todo el país.
Líneas y ordenanzas en la
vertiente canónica que guían la vida de la comunidad creyente, que camina
junta en la República Dominicana, haciendo ver esa sinodalidad implícita que
ya se vivía, pero que ahora se junta y se formaliza.
Sobre el Plan Nacional de
Pastoral, hoy día es la tercera experiencia en esta materia que vive nuestra
Iglesia.
Posterior al actual tercer
plan, hubo dos anteriores: el primero de 1982 a 1992, en preparación a la
celebración del Quinto Centenario de la Evangelización entre nosotros, y el
segundo, de 1993 al 2000 en búsqueda de aplicar las conclusiones de la Cuarta
Conferencia del Episcopado Latinoamericano en nuestro país, que lleva como
nombre “Santo Domingo”.
Actualmente, a partir del
2006, estamos asistiendo al III Plan Nacional de Pastoral. Es a 30 años, en
tres etapas de 10 años. Apenas estamos en la segunda, pero lo importante es que
es una iniciativa pastoral en la que está inmersa toda la Iglesia dominicana,
en la cual cada diócesis, a partir de su particularidad, asume un esfuerzo para
que todos pastoralmente caminemos juntos, sinodalidad, hacia la consecución
del ideal cristiano que es el Reino de Dios.
Tal vez hemos sido tímidos
en dar a conocer al mundo nuestro avance sinodal, y otras realidades novedosas
de nuestra pastoral, tal vez por ser un pueblo pequeño o por nuestra mentalidad
y contexto de isla.
Sistematizar y dar a
conocer de forma universal lo que como comunidad eclesial hemos conseguido es
un trabajo por hacerse, porque mucho de lo que vivimos como Iglesia en la
República Dominicana lo debemos compartir, no para orgullo y gloria nuestra,
sino como señal de que el Espíritu de Dios actúa en nosotros, de que vamos
siendo desde ya receptivos a lo que él nos pide y le pide a la Iglesia, y hoy
en boca de Francisco nos invita a hacer una Iglesia sinodal, a caminar juntos
en esta sinodalidad a la que estamos todos convocados.
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