miércoles, 28 de julio de 2021

Jesús compasivo como el Padre


Nuestra Fe | Alexis Cifuentes



Jesús compasivo como el Padre

 

Ante la realidad que Jesús va descubriendo en la vida de la gente, nunca aparece indiferente a su situación. Jesús está atento y se compadece de ellos, actúa con gestos sencillos, cercanos y significativos, que revelan su gran compasión.

 

Este aspecto es muy relevante para comprender el ministerio de Jesús, porque la compasión es el estilo de Dios, como enfatiza el papa Francisco en sus reflexiones. Él afirma: “El estilo de Dios es cercanía, compasión y ternura. Cuántas veces, en el Evangelio, en la Biblia, encontramos esta frase: “Tuvo compasión”.

 

Tener compasión, como la tuvo Jesús, es tarea de sus seguidores, si realmente se consideran discípulos. “Conmovido, Jesús se dedica a la gente y comienza a enseñar a la gente, pero tampoco se olvida luego del cansancio y el hambre que tienen y reacciona compadecido.

 

En este sentido, Francisco reitera la necesidad de estar atentos, de no tener prisa, así nos hacemos compasivos, como el Señor. “Parece una contradicción, pero en realidad no lo es. De hecho, solo el corazón que no se deja secuestrar por la prisa es capaz de conmoverse, es decir, de no dejarse llevar por sí mismo y por las cosas que tiene que hacer, y de darse cuenta de los demás, de sus heridas, de sus necesidades”, reflexiona Francisco.

 

Asimismo, el Papa nos hace comprender que la compasión nace de la contemplación, no del activismo o la prisa. Meditemos sus propias palabras, como las pronunció a propósito de la sugerencia de Jesús a sus discípulos para que dieran de comer a la gente hambrienta.

 

“Si aprendemos a descansar de verdad, nos hacemos capaces de compasión verdadera; si cultivamos una mirada contemplativa, llevaremos adelante nuestras actividades sin la actitud rapaz de quien quiere poseer y consumir todo; si nos mantenemos en contacto con el Señor y no anestesiamos la parte más profunda de nuestro ser, las cosas que hemos de hacer no tendrán el poder de dejarnos sin aliento y devorarnos. Necesitamos —escuchad esto—, necesitamos una ‘ecología del corazón’ compuesta de descanso, contemplación y compasión. ¡Aprovechemos el tiempo estivo para ello! Nos ayuda mucho”.


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