Opinión |
Gerardo Villar/Fe Adulta
Master
Chef
¿Tenemos
hambre? Será interesante el contar el tiempo que emplean las teles en
propaganda y en ejercicio de cocina y comidas. Y además, lo curioso, es que se
trata de comidas casi siempre muy elegantes y caras. Cuando veo alguna vez esas
propagandas, de esos talleres culinarios, pienso qué opinarán las familias que
no tienen comida ni siquiera de la más corriente.
Con los
productos que guisan, con los utensilios que usan, con el sueldo del cocinero,
me hace pensar que pocas personas pueden permitirse esos lujos culinarios.
No sé si
lo que pretenden es que comamos con el deseo simplemente, porque unas cocinas
así solo se pueden dar en algunos hoteles. Me hace pensar aquello de “quien
hambre tiene, con pan sueña”. Y hay muchos millones de personas soñando con
poder comer una vez al día.
Elaborando
esas sabrosas comidas, nos crecen las ganas de comerlas. Sin embargo, cuando
nos presentan rostros de personas hambrientas, nos molesta y queremos que
enseguida se nos quiten esas imágenes de nuestra vista.
Chocan
tremendamente las imágenes de ambos acontecimientos y por desgracia, la
realidad es mayor por parte de las personas hambrientas. El peligro que veo al
contemplar las clases de cocina es que se nos olvide la cruda realidad del
hambre. Menos mal que muchas veces nos presentan los rostros hambrientos a las
horas de nuestra comida y eso nos molesta, pero a la vez es una crítica y una
llamada y un grito fuerte a nuestro buen vivir y mejor comer.
Hay
programas de competición, a ver quién guisa mejor, como Master Chef. Podíamos
presentar también campeonatos, experiencias de quién supera mejor el hambre. E
igual se nos ocurren formas de ayudarles.
Cada vez
que veo a los niños participar en esos programas, sueño con el día en que
millones de niños puedan, no ya en cocinas elegantes, sino en el fogón de su
hogar, cocinar y guisar las comidas más normales.
Choca: un
mundo con alimentación de lujo con otra humanidad sufriendo el hambre hasta la
muerte.
Y ya sin
pedir cosas especiales, sino algo tan sencillo como no desperdiciar la comida.
Con esa comida derrochada tendríamos para alimentar a la humanidad entera.
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