Reflexión | Sor Laidys
Peguero Rodríguez, HCCS
No necesitamos
No necesitamos PERSONAS
que rezan y agradecen a Dios tan solo cuando los éxitos y la vida le sonríen.
Necesitamos personas que
oran, agradecen y alaban a Dios en medio del dolor, la desesperación y los
problemas de la vida; personas que hagan de su día a día una acción de gracias
a Dios, que saben hacer oración la vida y su vida es una continua oración al
Señor.
No necesitamos AMIGOS que
de vez en cuando se acercan a nosotros, solo porque su intereses, con esa
cercanía se verán de alguna manera beneficiados.
Necesitamos amigos que
estén allí para amarnos, aceptarnos, consolarnos, corregirnos y empujar
nuestros límites, aunque en el momento no entendamos lo que hacen por nosotros.
No necesitamos NIÑOS
envueltos en una burbuja tecnológica o materialista, donde todos sus deseos y
caprichos sean cumplidos.
Necesitamos niños
realmente felices que cuentan con el amor y ejemplo de sus padres, que
disfrutan de la belleza, unidad, perdón y comprensión en la familia; niños que
tengan como buen amigo a Jesús, para ir hacia él (Mt 19, 13-14) y como ejemplo
a seguir las virtudes de nuestra Madre María y de San José, siendo siempre
sabios y obedientes (Lc 2, 51-52)
No necesitamos JOVENES
encerrados en sus redes sociales o videojuegos, que no son capaces de ver el
dolor del mundo, ni mucho menos el de su propia familia, el dolor de aquellos
que tienen más cerca.
Necesitamos jóvenes
conectados en humanidad, amor, responsabilidad y comprometidos con ser luz del
mundo y sal de la tierra (Mt 5, 13-16), realizando acciones concretas a favor
de otros, sean quienes sean y estén donde estén; jóvenes con visión de futuro,
con proyectos y sueños por los cuales luchar.
En fin, No necesitamos
ADULTOS amargados, dominados por la queja, la envidia y el deseo de poder.
Necesitamos adultos
auténticos, que estén firmes en la fe (2 Tesalonicenses 1, 4.) aún en medio de
las tormentas y dificultades más fuertes; adultos llenos de amor que con sus
palabras y acciones llevan esperanza y vida a todos los ambientes donde están,
que impregnan del buen olor de Cristo (2 Cor 2, 15-16) su vida y la de quienes
le rodean.
¿Y tú qué necesitas hoy?,
¿a quiénes necesitas a tu lado? o ¿qué ejemplos debes recrear en tu vida para
ser la persona que otros necesitan, desde la etapa de la vida donde te
encuentras: niñez, adolescencia, juventud o adultez?
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