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Cardenal
Arns: el profeta de la democracia
En el centenario de nacimiento del cardenal brasileño Paulo Evaristo
Arns, recordamos los múltiples aspectos de su compromiso en el servicio a la
Iglesia y a la sociedad.
Un fraile franciscano que no se encerró en la sacristía, que siempre
estaba pendiente de lo que pasaba en la calle, en la vida de la gente. Así
podemos describir el cardenal Paulo Evaristo Arns, quien con el tiempo se
convirtió en uno de grandes personajes de la Iglesia y de la sociedad brasileña
de la segunda mitad del siglo XX.
Paulo Evaristo Arns nació el 14 de septiembre de 1921 en Forquilhinha,
en el Estado de Santa Catarina, al sur de Brasil, quinto de trece hermanos. En
1966 fue nombrado obispo auxiliar de São Paulo, en una época en que mucha gente
llegaba a la mayor ciudad de Brasil desde todos los rincones del país, se
apiñaba en las periferias, con poca o ninguna atención del poder público, en
condiciones de auténtica miseria.
Después de 4 años, en 1970 se convirtió en arzobispo, cargo en el
permaneció hasta 1998. En 1973 fue nombrado cardenal por el Papa Pablo VI.
Falleció a la edad de 95 años, el 14 de diciembre de 2016, después de 71 años
de sacerdocio, 50 de obispo y 43 de cardenal.
Su figura es recordada por su “destacada personalidad y los múltiples
aspectos de su compromiso en el servicio a la Iglesia y a la sociedad” como
afirma el vicepresidente del Celam, cardenal Odilo Scherer, actual arzobispo de São Paulo.
Su dedicación a los pobres y perseguidos
Los pobres y los perseguidos políticos estuvieron en el centro de su
misión. De hecho, no permaneció callado a la hora de defender a las víctimas de
la dictadura, de denunciar las torturas y las muertes, entre ellas, la del
periodista judío Vladimir Herzog, torturado y asesinado en 1975.
Haciendo todo lo posible para que la democracia volviese a instalarse en
el país, creó la Comisión de Justicia y Paz. Y este 13 de septiembre, en
reconocimiento por su labor, el Senado Federal de Brasil le rindió un merecido
homenaje.
De esperanza en esperanza
Con una postura firme y profética, nunca dejó indiferente a nadie,
siendo víctima de persecuciones, tanto él como la Arquidiócesis que pastoreaba.
Nada que le hizo perder la esperanza, siempre presente en su vida y en su lema
episcopal: “De esperanza en esperanza”. Siempre tuvo claro que la
vida y los derechos de los más pobres eran más importantes que su propia vida,
y nunca pasó de largo cuando alguien estaba tirado a la vera del camino.
Promotor de una Iglesia pobre para los pobres
El cardenal Arns fue un hombre del Concilio, traduciendo a la realidad
latinoamericana, brasileña, las decisiones del Vaticano II, una Iglesia pueblo
de Dios, laical, sinodal, con pastorales específicas en favor de los más
vulnerables, una Iglesia que a través de las comunidades eclesiales de base se
hizo presente en las periferias de São Paulo, “una Iglesia pobre y para los
pobres”, que el Papa Francisco anima desde el inicio de su pontificado.
(Fuente: Celam)
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